Comentando la Perashá: Vaiesheb

"ES UN MÉRITO MUY GRANDE FORTALECER Y ALEGRAR A OTROS CON PALABRAS DE EMUNÁ Y RECORDANDO EL NOMBRE DEL CIELO"
Escuché del Rav HaTzadik, Rabí Meshulam Ashkenazi Ztz”L, Admur de Stanislav en Londres, que escuchó del Rav Hatzadik, Rabí Ioel Ashkenazi Ztz”L De Alesk, que en su juventud entró una vez a lo del Rav Hakadosh Rabí Isajar Dov de Belz Zi”A, y el santo Rav le dijo: “¡Cuando la persona llega a un lugar, enseguida tiene que pensar qué puede hacer ahí en pos del honor del cielo!”.
Al tiempo fue llamado el Rav Hatzadik, Rabí Ioel para ser coronado con el puesto de Rabino en la ciudad de Yas, y entonces recordó las indicaciones del santo Rav, y buscó enseguida lo que era posible de generar allí en pos del honor del cielo, y encontró una casa grande donde vivían allí jóvenes que no iban en el camino recto, y tuvo el mérito de hacer allí muchos baalei teshuvá. Y entonces entendió por qué el Santo Rav de Belz le dijo especialmente esta indicación.
Pero en verdad cada uno de los hijos de Israel puede en determinada medida generar en pos del honor del cielo en todo lugar al que vaya, incluso sin un esfuerzo especial, a través de acostumbrar a que esté en sus labios y su boca el nombre del cielo constantemente, diciendo palabras como “Baruj Hshem”, “Si quiere Hshem”, “Hshem ayudará”, “Con la ayuda de Hshem”, “también esto es para bien” y similares. Cuando la persona se acostumbra a utilizar estos términos, provoca que quienes lo escuchan recuerden y se fortalezcan en la emuná en el control detallado del Creador.
Y en particular cuando la persona ve en la cara de otra persona que está triste, es apropiado no desentenderse de eso, solo buscar retirarle la preocupación, y decirle palabras de fortalecimiento y aliento de emuná y confianza para menguar su preocupación, que con contadas palabras puede activar cosas grandes e importantes para fortalecer su corazón espiritual y físicamente, porque la emuná anula la tristeza y trae alegría.
Y en esta cuestión hay un dicho profundo de Rabí Israel Baal Shem Tov Zi”A, que explicó el dicho de nuestros sabios (Nedarim 9 b) “los reshaim están llenos de arrepentimiento”, que los reshaim que piensan que todo es por su fuerza y poder de su brazo, están llenos todo el día de arrepentimientos, porque no hizo así y así que entonces podría haber ganado más y similares. Pero un iehudí que tiene emuná que todo está bajo el control de Hshem Itbaraj, no se arrepiente y entristece por sus cuestiones materiales que no salieron bien, porque así fue por medio de la voluntad del Creador, Itbaraj Shemó.
Por eso el que fortalece a otros con palabras de emuná, lo trae al olam habá, y también a una vida de alegría en este mundo, y automáticamente cumple con esto de la manera más excelsa la mitzvá de hacer favores, que su retribución es muy grande.
Esta conducta se vio en Iosef HaTzadik, que en todo lugar al que iba su forma era activar en pos del honor del cielo, a través de que el nombre del cielo estaba constantemente en su boca, y con esto solía fortalecer y alegrar a otros.
Cuando estaba Iosef en lo de su amo Potifar está escrito (Bereshit 39:3). “Y vio su amo que Hshem está con él y todo lo que él hace Hshem hace que tenga éxito en su mano”, y en tono similar está escrito (ibíd. 23) que vio el encargado de la cárcel sobre Iosef que “Hshem está con él”. Y dijeron en el Midrash (Tanjumá, Vaieshev Cáp. 8): “¿Qué es ‘que Hshem está con él’? – que el nombre de HaKadosh-Baruj-Huh no se apartaba de su boca, entraba a servirlo y murmuraba diciendo: ¡Señor del Mundo Tú eres mi seguridad, Tú eres mi Patrón! ”.
Iosef HaTzadik era un muchacho joven hijo de la ancianidad, que se convirtió de repente en esclavo, y después lo tiraron al pozo para estar preso para siempre. Naturalmente tendría que caer en la tristeza y desesperanza, como vi cierta vez cuando viajé a una cárcel grande en la ciudad de Beer Sheva para fortalecer a los presos que están allí desde hace varios años, que encontré que estaban quebrantados, deshechos y desesperanzados, hasta que dificultosamente era posible hablarles. Pero Iosef Hatzadik se fortaleció a sí mismo con alegría, de manera que todos a su alrededor veían perceptiblemente, que esto no es sino la fuerza de la emuná en Hshem que su nombre frecuentaba en su boca, y así santificó el nombre del cielo en todo su entorno.
También después de haber estado ya en la cárcel un tiempo largo, durante diez años, siguió hablando y fortaleciendo a los otros con palabras de emuná. Por eso cuando vio que el ministro de bebidas y el ministro de pasteleros tenían la cara entristecida, no se dijo para sí que esto es una cosa natural que personas importantes como estas que las tiraron a la cárcel caigan en la tristeza, sólo les preguntó “¿Por qué sus caras están malas hoy?”. Y cuando le relataron que tuvieron sueños, enseguida los fortaleció con palabras de emuná: “¿acaso no son de D"s las interpretaciones?” – por ende no importa cuál sea la interpretación, será para bien, porque todo lo que hace el Misericordioso lo hace para bien.
Después le contó el ministro de bebidas su sueño, y cuando lo interpretó, pidió Iosef de él que lo recuerde delante del Faraón, y a través de esto sacó el Faraón a Iosef de la cárcel y se convirtió en virrey.
De esto vemos la grandeza de la paga que se recibe por lo que se habla palabras de emuná (fe) para fortalecer a otros espiritual y físicamente, porque si Iosef Hatzadik se desentendía de ellos, y no se dirigía a ellos para apuntalarlos con palabras de emuná, entonces hubiese permanecido en la cárcel, y solo por intermedio que les habló se desencadenó la gran salvación.
Y en particular en nuestro tiempo, cuando las palabras de herejía están muy difundidas, es un mérito grande para cada uno de los hijos de Israel, que a cada lugar que vaya esté el nombre del cielo presente en su boca, y haga favores con otros de apuntalarlos y alentarlos con palabras de emuná, y por medio de esto será meritorio a todas las bendiciones escritas en la Torá HaKedoshá.
Fuente: Admur de Kaalov

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