Para leer en la mesa de shabat: El valor de una persona
El Rabino Shalom Dov de Lubavitch tenía un gran aprecio por las personas más simples.
Cierta
vez, uno de sus adeptos, que era un comerciante en diamantes, le
preguntó cuales eran las virtudes que veía en dichas personas.
El
Rabino le pidió que le mostrara algunos de los diamantes que comerciaba,
y escogió uno grande ponderándolo como una gema muy hermosa, pero el
adepto sonrió diciéndole que esa piedra estaba llena de defectos.
Al
afirmar el Rabino que era más hermosa que las otras piedras, el adepto
le remarcó que, si bien el diamante era más grande que las otras
piedras, sus defectos se podían ver con una lupa y por tanto su valor
era muy bajo.
Escogiendo una piedra más pequeña, el adepto
dijo:-"Usted ve, señor Rabino, esta piedra no es tan grande como la
otra, pero es perfecta y su valor es muy grande. Para saber el valor de
un diamante hay que tener experiencia"
-Entiendo -dijo el Rabino- pero lo mismo sucede con las personas, para valorarlas, hay que tener mucha experiencia.
Fuente: Anécdotas talmúdicas y de rabinos famosos. Rabino Dr. Simón Moguilevsky.
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