Para leer en la mesa de shabat: Una hermosa bendición

Rabí Najman comía en la casa de Rabí Itzak, cuando estaba por irse,Rabí Itzjak le pidió una bendición, a lo cual Rabí Najman le dijo:
- Te voy a relatar una parábola: Un hombre iba por un desierto hambriento, cansado y sediento. De repente encontró un árbol que daba hermosa sombra y pendían de él hermosos frutos y un pequeño arroyo corría debajo.
Después de saciar su hambre y sed, descansó a la sombra, se dirigió al árbol y le dijo: -¿Con qué te puedo bendecir? Que tus frutos sean dulces, lo son. Que tu sombra sea profusa, ya lo es. Que haya un arroyo a tus pies, ya lo tienes...
Lo único que te puedo desear es que todas tus ramas que se planten en otros lados, sean tan provechosos como  tú.
Y a ti, terminó Rabí Najman, a quien nada le falta, te deseo que tus hijos sean como tú.
Fuente: Anécdotas talmúdicas y de rabinos famosos. Dr. Simón Moguilevsky (Tratado Taanit 5).


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