Si somos flexibles e indulgentes, lo mismo hace el Eterno con nosotros.
Si somos rígidos y severos, de la misma manera obra el Eterno con nosotros.
Cuando juzgamos favorablemente a nuestro prójimo en lugar de condenarlo, logramos que el Eterno juzgue también favorablemente.
Fuente: Anécdotas del Talmud y de Rabinos Famosos. Dr. Simon Moguilevsky