Para leer y reflexionar: El Poder de la Alegría

Una vez, al finalizar Iom Kipur, no se podía ver la luna debido a una gran capa de nubes que cubría el cielo, lo cual provocó que el Baal Shem Tov se lamentase profundamente. 
Ello se debía a que si no podían decir la “Santificación de la Luna” (Kidush Lebaná) al finalizar Yom Kipur, ello supuestamente representaba un mal augurio para el pueblo de Israel.
Sus alumnos no sabían nada acerca de la “gravedad” de no poder santificar la luna en la finalización Yom Kipur; más mientras esperaban que el cielo se despeje, se pusieron a cantar y a bailar alegremente.
Ellos bailaban, y la alegría y el entusiasmo crecían minuto a minuto. 
Tan grande fue su alegría que tomaron al Sagrado Baal Shem Tov de la mano, y lo llevaron al círculo para que bailase junto a ellos, hasta que la alegría de los jasidim llegó prácticamente hasta el corazón del cielo.
Todavía estaban bailando, cuando de pronto, las nubes se corrieron hacía un lado y apareció la luna en todo su esplendor.
El Baal Shem Tov ordenó inmediatamente “Santificar la Luna” y así lo hicieron todos sus alumnos junto a él.
Después de ese suceso, el Baal Shem Tov les contó a sus alumnos que lo que él no logró hacer por medio de sus rezos, lo lograron hacer ellos mediante el baile y la alegría que sintieron en aquel entonces: logrando que las nubes se disipen y que la Luna finalmente pudiese ser santificada.

 

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