Para leer y reflexionar: Cuidar el Honor

Cerca de la casa de Rabí Ieshaiahu de Praga, se paraba un hombre ciego que vendía galletitas en la vía pública.
Durante los crudos días del invierno estaba de pie durante horas hasta que vendía toda su mercadería, además temiendo de las autoridades ya que no contaba con el permiso correspondiente para hacerlo.
Cierta vez le fue confiscada la producción por dicha razón y el pobre hombre se dirigió a Rabí Ieshaiahu, volcando delante de él su corazón.
A partir de ese momento cada día el Rabino le compraba toda la existencia de masitas y las distribuía etre los alumnos de la escuela.
Algunos preguntaron a Rabí Ieshaiahu ¿Cual era el sentido de semejante comedia, no era más fácil darle el dinero diariamente?
"De ninguna manera", contestaba el Rav, "Esta persona siente que está haciendo algo útil, dando un
servicio al proveerme de galletitas, y a través de ello gana su sustento de forma digna, ¿Cómo puedo, pues, negarle esta posibilidad? ¿Ya ha perdido la vista, debe también perder el honor?".


 


 

 

You Might Also Like

0 Comments