Para leer y reflexionar: El Círculo del 99.
Había una vez un judío cortesano. Vivía en un gran castillo, lleno de
habitaciones, grandes jardines y mucho lujo. Sin embargo, este hombre,
como muchos otros, tenía un problema: no se sentía feliz.
A pesar de su fortuna y su prestigio sentía que le faltaba algo. Nunca estaba contento con lo que tenía.
En
el castillo trabajaba un hombre que siempre estaba alegre; realizaba
sus tareas con placer y en su rostro se dibujaba una eterna sonrisa.
Al
encontrarse con él, el cortesano se preguntaba siempre cómo podía ser
que un hombre así, tan pobre y con un trabajo tan humilde, se sienta
feliz.
Un buen día, comentó el asunto con uno de sus consejeros:
-"No entiendo cómo este obrero puede sentirse feliz. No lo he visto
nunca enojado, en su cara siempre hay dibujada una sonrisa."
"Lo que
sucede, mi señor, es que este hombre no ha ingresado al "círculo del
99": es por esto que él es feliz", contestó el consejero.
- "¿Y qué es el "círculo del 99"? - preguntó el cortesano. muy extrañado.
-
"Se lo voy a demostrar." - dijo el consejero con firmeza. - "Hoy a la
noche, cuando el obrero llegue a su casa, dejaremos en su puerta una
bolsa con 99 monedas de oro. El resto lo comprobará Usted por su
cuenta."
Y así sucedió. Por la noche, cuando el sirviente se
encontraba en su humilde casa, feliz., con su esposa y sus hijos, el
cortesano y el consejero golpearon en la puerta del pobre hombre y
dejaron en el suelo la bolsa con las 99 monedas. Rápidamente se
escondieron detrás de un árbol y observaron todo lo que sucedía en la
casa.
El hombre abrió la puerta, miró hacia un lado y hacia el
otro, pero no vio a nadie. Sin embargo, encontró en el suelo una bolsa
que parecía no pertenecer a nadie. La recogió del suelo y la llevó a su
casa. Junto a su mujer y a sus hijos comenzó a abrirla, muy extrañado
por lo que estaba sucediendo.
Al ver el contenido, comenzó a llorar
de alegría, ¡una bolsa con monedas de oro! ¡Qué bien le venía este
regalo! A partir de ese momento no tendrá más preocupaciones, sus hijos
podrán vestir y comer como los ricos, y su mujer se comprará las mejores
ropas. Irían de paseo todos los días, y seríán aún más felices.
Pero
en ese momento decidió contar las monedas, para saber cuán grande era
su fortuna. Y comenzó con la cuenta: una, dos, noventa y ocho, noventa y
nueve...
El hombre se puso furioso, no podía creer lo que estaba pasando.
"¡Me robaron una moneda!", - comenzó a gritar. - "¡No hay justicia en este mundo! ¡Alguien se llevó mi moneda!"
Y fue en ese instante cuando el hombre entró en el "círculo del 99".
La
expresión de su cara cambió, la eterna sonrisa se transformó en una
mueca de bronca y odio, y la sensación de felicidad desapareció para
siempre.
En el trabajo, el pobre hombre ya no sonreía ni era amable con la gente, hasta con el cortesano se mostraba hostil.
Un buen día, el cortesano le preguntó qué le ocurría, ¿por qué andaba siempre con esa expresión tan triste en su cara?
"Y
qué crees tú, ¿que debo andar siempre contento?" - dijo casi gruñendo.
"Yo no soy tu bufón. Hago mi trabajo, y por eso me pagan, pero nadie
puede obligarme a estar alegre."
Frente a esta contestación tan
agresiva, el cortesano se ofendió mucho y pronto comprendió lo que
significaba pertenecer al "círculo del 99". Ese pobre obrero vivió el
resto de su vida creyendo que le faltaba una moneda para ser feliz. Y
él, el cortesano con tantos recursos y tanto prestigio, vivía de la
misma manera, creyendo que siempre le faltaría algo para sentirse
completamente feliz.
Fuente: Cuentos judíos para disfrutar.
Nota de redacción: A veces la persona cree que por tener más va a ser feliz, sin darse cuenta que la felicidad se puede encontrar en las pequeñas cosas.
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