Un encuentro muy esperado...

Y llegó el día…llegó el día tan esperado para mí. Te esperé casi 18 años. Todos los momentos de mi vida los pasé a tu lado, no puedo entender cómo viví todos estos años hasta ahora sin conocerte físicamente. Es tiempo de agradecerte.
Toda mi vida giró en torno a vos. Vos sos la conexión material directa por la cual me conecto al Todopoderoso. Toda mi vida te soñé e imaginé. Toda mi vida estuviste junto a mí, siempre presente en cada acto escolar como escenografía (que me permitió imaginarte), como tema de estudio, como dirección hacia la cual iban dirigidas mis tefilot y mi vida.
Mis bisabuelos te lloraron en la Shoa y en todas las persecuciones que pasaron, mantuvieron tu imagen delante de ellos. Aunque nunca soñaron que su bisnieta iba a estar hoy parada frente a vos, sin embargo hablaban todos los días de vos en sus tefilot, en ellas vertían sus pedidos, que se basaban en que algún día todos sus descendientes pudiesen hacer tefila libremente junto a vos.
Otras personas también me hablaron de vos. ¿Querés saber quiénes? Ni más ni menos que Abraham, Itzjak, Iaakov y, por supuesto, sus grandes mujeres: Sara, Rivka, Rajel y Lea. También muchos otros grandes pilares como Abigail, Jana, el famoso Elisha ben Yeoyafat. Rabanim, morim, morot, mi papá, mi hermana, mis amigas. ¿Cómo me lo contaron, queres saber? Mediante jumashim, el Naví, shiurim, largas charlas nocturnas con personas que te vieron de cerca, que vivenciaron lo que se siente estar junto a vos o simplemente leyendo historias de los grandes milagros que hiciste y haces día a día. Y de estos últimos utilizaban muchos adjetivos, y al leerlos pensaba ¿hace falta tantos? Y hoy me doy cuenta que se quedaron cortos.
Hoy te conocí, yo esperaba encontrarme con una pared antigua de piedra, pero al verte me pareciste tan moderna. Brillabas, no era un brillo normal, definitivamente era un brillo celestial. Me acerqué a vos con miedo, no porque seas fea porque sos realmente preciosa, tenía miedo de no tener los suficientes zejuiot para estar parada ahí al lado tuyo…y pensando esto se me viene una y otra vez a la cabeza la perasha en la que Iaakov Abinu pasó por vos sin notarlo y al hacerlo volvió a re santificarte y allí soñó, el gran sueño en el que de su cabeza salía una escalera al cielo en el que subían y bajaban ángeles. El mero hecho de pensar que donde hoy estoy yo pasó esa grandeza no me deja de emocionar y hacer sentir que acá al lado mío están todos ellos quienes Hashem y mis papás me dieron el zejut de conocer, estudiarlos y tratar de imitarlos...mis Abot e Imaot. Pensando esto me seguí acercando y sin esperarlo mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón de sentimientos inexplicables, mi mente de pesukim que siempre estudie un millón de veces pero recién los comprendí. Al comprenderlos me estremecí, estaba parada donde fue el Beit Hamikdash, estaba acompañada de Aarón HaCohen, podía sentir el maravilloso olor de los Korbanot y escuchar a los Iehudim haciendo Halel en Shalosh Regalim (Pesaj, Shavuot y Sucot).
Me seguí acercando, vi millones de personas con las manos sobre vos y lágrimas corriendo por sus caras, volcando su corazón. Había tanto que ver que no podía dejar la mirada fija por más de 10 segundos en un mismo lugar, por lo que la corrí y pude visualizar a Abraham Abinu haciéndole Hakeda a Itzjak. Volví a girar hacia otra dirección y no estaba acostumbrada a lo que vi, vi algo maravilloso, vi gente de todas las religiones, o tal vez de la misma con diferentes costumbres, personas pertenecientes a diferentes grupos políticos pero todos con el mismo objetivo, todos conectándose con Dios por vos.
Llegue a vos, te toqué y comencé a hacer Tefilá y volví a recordar a mis Abot, a mi familia, a mis amigos, a todo Am Israel, a vos y obviamente a Hashem. Pedí, pedí poder reconocer cada día a Hashem, pedí que revivan los muertos, pedí inteligencia, perdón, curación y salud completa para todos, pedí que nuestros enemigos sean derrotados, pedí por tu pronta reconstrucción, consuelo, pedí por los jaialim que son los shlijim mediante los cuales Hashem te cuida.
Luego hice Tehilim y me imaginé junto al rey David al conquistar donde posas vos y eligiendo este suelo en el que me encuentro parada solamente para vos. Cada vez que en la tefila decía la palabra Korbanot miraba hacia el cielo esperando que aparezca un fuego para consumir un cabrito. Sentí que iba y venía en el tiempo al punto tal que todos estos se unificaron permitiéndome estar acá con el pasado y el presente. Me entregué de manera tal que me sentía alma sin cuerpo porque mi cuerpo eras vos.
Al retirarme lentamente sin poder sacarte los ojos de encima pensé, no eras lo que yo pensaba…. SOS mucho más. Sos grandiosa, fabulosa, íntegra, pura, solidaria, tenes la capacidad de recibir invitados, sos única, divina, abierta y más. Te encontrás abierta los 365 días del año, no pedís remuneración por lo que hacés, estás plenamente entregada, todos pueden ir a hablarte, pedirte salvación, consuelo y volcarse de lleno a vos.
QUERIDO KOTEL, GRACIAS. SOS EL CENTRO DE AM ISRAEL, EL LUGAR EN EL QUE ME CONECTO CON MI PASADO, MI PRESENTE Y MI FUTURO. SI BIEN HASHEM ESTÁ EN TODAS PARTES Y DONDE SEA QUE ESTÉ LE HABLO, YO SE QUE ÉL ME ESTÁ ESCUCHANDO. NO OBSTANTE ÉL TE ELIGIÓ A VOS Y A NADIE MÁS QUE A VOS, PARA QUE AL HABLARLE JUNTO A TI SEA TODA LA CONEXIÓN MÁS INTENSA. GRACIAS POR INSPIRARME, POR CONSOLARME, POR UNIRNOS A TODOS. MI CORAZÓN SIEMPRE ESTUVO, ESTÁ Y ESTARÁ INCONDICIONALMENTE CONECTADO A VOS.
AUNQUE MUCHOS PENSARAN QUE TE ESCRIBÍ MUCHO, OTROS PENSARAN QUE ES POCO, YO CREO QUE ME QUEDÉ CORTA PORQUE NO ALCANZAN LAS PALABRAS PARA DESCRIBIR TU GRANDEZA Y LO QUE SE SIENTE EL ESTAR ACÁ.
Sólo Bat Israel agradece a Shuli Birnbaun, el habernos permitido compartir con nuestras ciberlectoras las tan hermosas y conmovedoras palabras de su autoría.

 

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