Para leer en la Mesa de Shabat

La Búsqueda Eterna

¿En qué consiste la felicidad, en este mundo? ¡Muy sencillo! El que consigue todo lo que desea... ¡es feliz! El que posee aptitudes para el comercio, y sus dotes las usa para acumular riqueza... ¡es feliz!
Y si preguntamos a la gente: "¿Vieron ustedes alguna vez a alguien feliz?" Todos responderán: "¡Por supuesto que sí! ¡Son los ricos! Es cierto que conocemos algunos hombres acaudalados que están abandonados y deprimidos, pero también los hay quienes, por la forma que se los ve, seguramente son felices. Y si es que no les ocurre algún contratiempo ocasional, ¡sus vidas transcurren plenas de felicidad...!"
Todo eso, a la vista de quienes emiten juicios a la ligera. Detengámonos. Averigüemos bien, y comprobaremos que la realidad es completamente opuesta a lo que aparece a ojo de vista. Y para conocer esa verdad, no tenemos que preguntarle a una persona qué piensa de la otra; preguntémosle a la persona qué opinión tiene de sí misma, y cómo ve su propia situación.
¿Con qué nos encontraremos?
Primero nos dirigiremos a los ricos. A aquéllos que manejan cifras astronómicas de dinero; a los que viven rodeados de lujos; a los conocidos como miembros del "Jet Set" o "High Society". ¿Qué respuesta obtendremos?
"¿Felicidad? ¡Qué va!", exclamará la mayoría de cada uno de ellos. "iNo soy feliz, y estoy muy lejos de serlo! ¡Poseo muchos bienes, pero no bienestar!"
Algunos hablaran así por envidia; otros por codicia... La mayor parte de los que así se expresan tienen sus palacios destruidos (aunque exteriormente no se note), o sufren graves conflictos familiares. Es probable que ni siquiera padezcan de ningún problema. Sólo que, por la manera tan ampulosa y fastuosa que viven, confirman lo que postularon nuestros Jajamim: "La persona no se despide de este mundo, ni con la mitad de sus deseos realizados".
No. Aquí no pudimos encontrar la felicidad.
Vayamos con los de la "clase media". Estos hombres trabajan y trabajan, para juntar dinero y llegar a ser ricos, algún día. ¿Quizás éstos, que permanentemente persiguen la riqueza, son los que conocen la verdadera felicidad? ¡Quién sabe! ¡Si todos sus días están ocupados, no en disfrutar de la felicidad, sino en alcanzarla! Entonces, ¿Cuándo tienen tiempo para ser felices? La respuesta es... i Nunca!
¿Es probable que la verdadera felicidad se encuentre entre los pobres? Ellos se la pasan trabajando. Trabajan duramente; a veces hasta la noche. ¿Y después qué? Sienten como que todo el mundo se aprovechó de ellos. Se dicen presionados y explotados por sus patrones, sobre quienes piensan que poseen el dinero que a ellos les pertenece. ¿Esto es felicidad? ¡Con toda seguridad que no!
Bueno: Pues, ¿Se puede saber dónde está la felicidad verdadera? La contestación es simple y clara: iNo existe una solución a este problema tan acuciante!
Pero antes de buscar la solución, debemos descubrir qué es lo que originó tan grave problema. Sabiendo primero cuál es la enfermedad, podremos después curarla.
Todo esto está especificado en lo que dijeron nuestros Jajamim (Sabios), los verdaderos sabios, los Sabios de la Torá. Ellos escribieron: "La envidia, la codicia y la búsqueda de honores, arrancan a la persona de este mundo" (Pirké Abot).
El mundo, cuando fue creado por Hshem, era un mundo feliz. En realidad fue la persona quien por medio de estas tres malas cualidades se excluyó a sí misma del mundo de la felicidad. Si la persona huye de la envidia, de la codicia, y de la persecución de los honores; si logra expulsar de su corazón esos sentimientos negativos, compondrá en forma individual el corrompido mundo que lo rodea y se encontrará viviendo en un mundo pleno de felicidad. iPropiamente de un extremo a otro...! No sólo va a experimentar la verdadera felicidad, sino que va a saber disfrutar de sus riquezas. ¡El bienestar le permitirá gozar de sus bienes! Como tan acertadamente lo definieron Nuestros Jajamim: "¿Quién es el rico? ¡Aquél que es feliz con lo que tiene!".
Por consiguiente, tenemos que ¿quién es el hombre feliz? Como se ha mencionado: Aquél que desarraigó de sí sus exageradas inclinaciones terrenales.
No obstante, es posible que pensemos que un hombre así no posea ni proyectos ni ambiciones. ¿Acaso a esto le llamamos "vida"? Pero por otro lado hemos de preguntarnos si los ancianos, los que ya están cerca del final de sus días, ¿acaso no son felices?
La interpretación cabal de todo lo expuesto es la siguiente:
La felicidad material, terrenal en este mundo no existe, solo el que sienta la felicidad espiritual es verdaderamente feliz. Y no hay otra clase de felicidad.!
Y todo esto lo vemos con nuestros propios ojos en los denominados "Bené Torá". Estas personas que centran todos sus deseos, ambiciones y proyectos, en el cumplimiento de las Mitzvot (Preceptos) y el estudio de la Torá. Ellos son los que sienten realmente lo que es la felicidad auténtica. Y no sólo son felices en este mundo, ¡sino también lo serán en el Mundo Venidero!                                                   

                                                                          (Extraído del Mijtab Eliahu)

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