Comentando la Perashá: Ekev

Y amarán al prosélito, porque extranjeros fueron en la tierra de Egipto. (10:19)

Escuché de boca del Sabio Rav, Efraim Asherí (el recuerdo del justo para bendición), Rav del “Bet HaMidrash Hagadol” en Nueva York, que vio en la casa de su Rav, el sabio, el Jafetz Jaím (el recuerdo del justo para bendición); en la ciudad de Radin, que no había allí muebles como corresponde, habiendo solo sillas hechas de pedazos de madera simple y sin posa brazos.
Y está contado que cierta vez fue un huésped a la casa del Jafetz Jaím, y expresó su asombro ante la falta de mobiliario adecuado. Le dijo el Jafetz Jaím con asombro, ¿en dónde están tus muebles? Contestó el huésped, acá soy sólo un huésped de paso, pero en mi casa fija tengo mobiliario esplendoroso y en cantidad. Suspiró el Jafetz Jaím y le dijo, ciertamente yo también me comporto como vos, en este mundo me siento sólo como un visitante de paso, mi lugar de vivienda no es sino en el mundo venidero, allí estableceré mi casa, por eso no vi correcto llenar mi casa temporal con muebles finos, y todo en lo que me esfuerzo en la vida es para acumular tesoros eternos en el servicio a Hshem Bendito, para ser meritorio del mundo venidero.
Sobre esta cosa dijeron los sabios en el tratado de Avot (4:16): “este mundo es similar a un pasillo delante del mundo venidero, prepárate en el pasillo para entrar al palacio”. Explicando más, está aclarado en las palabras de nuestros sabios de bendita memoria (Shabbat 153 a; Kohelet Rabbá 9:10) a qué se parece esto, a un rey que invitó a sus siervos a un banquete, les dijo, báñense, perfúmense, laven sus ropas y prepárense para el banquete, y no les estipuló cuándo tenían que venir al banquete. Los más listos se arreglaron y se sentaron en la puerta del palacio real, preocupándose de arreglarse todo el tiempo en honor del rey, pero los tontos, fueron a hacer sus cosas, el yesero a su yeso, el alfarero a su barro. Repentinamente dijo el rey que vengan al banquete, los listos ingresaron estando ordenados, y los tontos entraron estando sucios. Se alegró el rey con los listos y se enojó con los tontos, y dijo, aquellos que se arreglaron para el banquete que se sienten a comer y beber, aquellos que no se arreglaron para el banquete que se queden parados, observen y sufran.
La moraleja, el Creador Bendito que es el Rey de todos los reyes, envía el alma del hombre para estar dentro del cuerpo en este mundo, para que el alma se engalane y santifique a través de efectuar con el cuerpo mitzvot y buenas acciones por el lapso de varias decenas de años, para que después esté apta por mérito propio de entrar al palacio de HaKadosh-Baruj-Huh en el Jardín del Edén Superior, disfrutar del destello de la Shejiná (Presencia Divina) y deleitarse enormemente por el transcurso de decenas de miles de años sin fin. Pero solo los listos entienden y recuerdan que lo principal del hombre es el alma eterna, y no el cuerpo que después de un número de años es enterrado desintegrándose en la tierra, por eso se conforman con poco en temas físicos, en función de mantener el cuerpo aumentando en el cumplimiento de la Torá y las Mitzvot, y a través de esto son meritorios luego a una vida buena, eterna, en el mundo superior.
Y en esta cosa el pueblo de Israel es diferente a todo el resto de las naciones del mundo, como encontramos en el Midrash (Bereshit Rabbá 42:8), que por eso es llamado nuestro patriarca Abraham “Ivrí (עברי)”, porque el mundo entero estaba de un lado (ever - עבר) y él estaba del otro lado, que era el único en el mundo que reconoció al Creador del Mundo contra todo el mundo practicante de la idolatría, y en su camino andan los hijos de Israel que son llamados también “Ivrim”. Y agregó el Santo Rav de Shinawa (su mérito nos escude), que en el nombre “ivrí” está insinuado que el iehudí sabe que es un huésped “pasajero (עובר)” en este mundo, como dijo el Rey David en el libro de Tehilim (119:19) “extranjero soy en la tierra” – soy un extranjero en este mundo.
Este pilar tiene que mantener todo iehudí frente a sus ojos constantemente, y en particular cuando se halla entre las naciones del mundo o entre iehudim que se arrastraron tras las reglas de los gentiles, yendo a lugares prohibidos como restaurantes taref, o teatros, o playas mezcladas, y cosas de este calibre, y sólo él no puede participar en esto, que entonces se siente como extranjero entre los lugareños, sentimiento no agradable, contrario a la naturaleza humana que quiere verse inmerso entre la gente. Pero cuando medita que todos estos son solo placeres momentáneos y ficticios y él será meritorio a placeres verdaderos y eternos, esta es la diferencia entre Israel y los pueblos, entonces ama y está alegre de ser iehudí, como dijo el Santo Rav, Rabí Aharón de Karlín (su mérito nos escude), que cuando el iehudí bendice a la mañana la bendición “que no me hizo gentil”, tiene que extraer de esto alegría para todo el día, y quien no se llena entonces con alegría, es una señal que no entiende el significado de la bendición.
Está aclarado en el Midrash, que en Egipto la mayoría de los iehudim se entremezclaron con los gentiles y aprendieron su conducta, yendo a teatros y circos, y sólo un quincuagésimo de la generalidad de Israel se fortaleció y permaneció separada de los egipcios en sus nombres, lenguaje y vestimenta, y al final todos los que se mezclaron murieron en el momento de la plaga de oscuridad, y solo aquellos que se fortalecieron fueron meritorios de salir de Egipto y recibir toda la riqueza de Egipto y todo tipo de influjos buenos y eternos, espiritual y físicamente.
Con esto es posible explicar la intención del versículo acá, Y amarán al prosélito – amen la conducta de estar en un nivel de extraño en este mundo, porque extranjeros fueron en la tierra de Egipto – cuando estuvieron en Egipto, en el lugar de los placeres terrenales, con todo esto, se esforzaron en ser extraños y no mezclarse con ellos, y al final fueron meritorios de salir de ahí con mano fuerte, brazo extendido y recibir la santa Torá y todo tipo de buenos influjos, y así recuerden siempre que ustedes pueden salir de todos los placeres y malas cualidades y elevarse a través del estudio de la Santa Torá y el cumplimiento de las Mitzvot, y en mérito de esto, ser meritorios a una vida buena, verdadera, y eterna con la ayuda de Hshem Bendito.

Fuente Kaalov Argentina. 

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