Comentando la Perashá Toldot

"La obligación de la mujer de estudiar halajot para cumplirlas, que su recompensa es muy cuantiosa"
Cierta vez cuando estuve en una visita de fortalecimiento en Méjico, se acercaron a mí dos mujeres mayores, que todavía hablaban en ‘idish’, como era la costumbre de la primera generación de inmigrantes europeos. Les pregunté si cumplían Shabbat, y respondieron determinantemente “sí”. Seguí preguntando, si accionaban electricidad en Shabbat, si viajaban, si cocinaban, y sobre todo respondieron “sí”. Entonces les pregunte, si es así, no entiendo cómo es que dicen que cuidan el Shabbat. Pero ellas me respondieron: “de seguro nosotras cuidamos el Shabbat - ¡hacemos kidush!”. Y agregaron: “no sabemos más que esto”. 

Y así, para mi pesar, vi en muchos lugares del mundo entero, que hay preciados iehudim que tropiezan con muchas trasgresiones severas, solo por falta de conocimiento. Y no hablamos de descendientes de marranos españoles con los que me topé en España y Brasil, solo de iehudim que sus padres o abuelos eran plenos temerosos de D"s. Hay de ellos que directamente no estudiaron en escuelas judías verdaderas, pero hay también muchos que estudiaron en su juventud en la escuela muchas halajot, pero después de salir de la escuela no prosiguieron el estudio de halajot nuevas imprescindibles, y ni siquiera repasaron las anteriores.
Y ya escribió Rabí Iehudáh HaJasid en su libro, Sefer Jasidim, (Cap. 313), encontramos que a las mujeres también se les ordenó la mitzvá de Hakhel, congregarse en el Bet-HaMikdash en la festividad de Sucot después del año de Shemitá (Séptimo), y escuchar de boca del rey la lectura del libro Devarim, para enseñarnos que también las mujeres están obligadas a estudiar las determinaciones halájicas de las mitzvot, porque si no sabe las normativas del Shabbat ¿Cómo lo cuidará?, y así en todas las mitzvot. Y así está dictaminado en el Shulján Aruj (Ioréh Deáh, Cap. 246, inciso 6).
Y hay que agregar, que hay una responsabilidad doble y especial sobre la mujer, sostén de la casa, que tiene hijos, que si trasgreden las mitzvot escritas en la Torá, provoca que sus descendientes que se hallan en la casa y ven su conducta, también trasgredan eso, incluso hayan estudiado que está prohibido, y a veces esto provoca que menosprecien todas las mitzvot al ver que su madre las trasgrede, resultando que ella los destruye, y recibirá un castigo especial por esto.
Y así al contrario, cuando la mujer fija para sí cursos de halajá, ella recibe un pago redoblado en una medida más amplia, porque con el cumplimiento de las mitzvot como corresponde ella influye sobre sus hijos que también hagan así. Y sumado a esto recibe una paga especial, cuando los niños ven que la madre estudia halajot, aprenden por medio de esto a hacer así también ellos mismos cuando crezcan. Y me parece decir, que esto es lo que dijeron los Sabios (de bendita memoria) (Jaguigá 3 a), que por eso se nos ordenó traer también en la mitzvá de Hakhel a los infantes que no entienden la lectura, para dar recompensa a quien los trae. Porque un niño que ve con sus ojos, como su madre va en todo momento poniendo atención para escuchar las leyes de la Torá, aprende de esto también él a hacerlo al crecer, y por esto recibe la madre una paga especial.
Con esto es posible explicar lo que relata el versículo en la sección de esta semana (Bereshit 25:22), lo que ocurrió con nuestra matriarca Rivká, antes de dar a luz a Iaakov y Esav: “y se movían los hijos en su interior y dijo, si es así para que soy yo, y fue a preguntar a Hashem”. Explican nuestros Sabios (de bendita memoria) que cuando pasaba por la puerta de la casa de estudio de Shem y Ever, Iaakov corría y pataleaba para salir, y cuando pasaba delante de una casa de idolatría Esav pateaba para salir. Pero nuestra matriarca Rivká pensaba que era un solo hijo, y que esto era una señal que tenía la naturaleza de correr simplemente a la casa de estudio, pero no estudiar, y por eso también corría para salir a la idolatría por falta de conocimiento, porque quien no estudia puede tropezar con trasgresiones de las más graves. Por eso “fue a preguntar a Hashem”, empezar a fortalecerse con más ahínco en estudiar y preguntar las leyes de las mitzvot de Hashem en la casa de estudio de Shem, para que esto influya sobre su hijo próximo a nacer, que también él se fortalezca en estudiar y cumplir las mitzvot como corresponde.
Por eso es una obligación sobre cada una de fijar un tiempo para el estudio y escuchar cursos de halajá, en particular halajot Shabbat, halajot berajot y el musar de nuestros sabios, para influir sobre todas las personas de la casa. Y no hay una mejor protección sobre la casa que el mérito del estudio de la Torá. Y una suma importancia si es posible fijar un estudio en conjunto con los integrantes de la familia, por lo menos diez minutos a la semana, y esto es una segulá (elíxir) grande para Shalom Bait (paz hogareña). Y todo esto sumado a la mitzvá que hay sobre toda mujer que haga todo para tener el mérito que su marido fije tiempos para el estudio de Torá, y que sus hijos e hijas sean meritorios de estudiar en ieshivot y seminarios. Dichosa la que tiene este mérito.
Y Hashem itbaraj ayude a cada una que participe en cursos de leyes de la preciada Torá por lo menos una vez a la semana, y en mérito a esto el Creador Bendito (Él), la bendiga con todas las bendiciones escritas en la Santa Torá, siendo meritoria a mucho éxito, salvaciones y buenos influjos en todos los ámbitos.

Fuente: Admur de Kaalov

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