Para leer en la mesa de shabat: La buena lengua
Rabí Shmuel Hanaguid era un importante ministro en la corte de los
Reyes de España. Una vez, uno de los ministros, el cual envidiaba la
posición que tenía el ministro judío, decidió delatar a Rabí Shmuel
Hanaguid ante el Rey de España, profiriendo toda clase de argumentos en
su contra.
Al escuchar el Rey las acusaciones, no solo que hizo caso omiso a las
palabras de aquel malvado ministro, sino que mando llamar a Rabí Shmuel
Hanaguid ordenándole que le corte la lengua al ministro que tan
malignamente había hablado de él.
¿Qué hizo Rabí Shmuel Hanaguid al
escuchar la orden real? Invitó al ministro enemigo a su casa, lo recibió
ofreciéndole deliciosos manjares y grandes honores, y le hablo hermosas
palabras que lograron ablandar a su malvado corazón.
Posteriormente, con mucho tacto y delicadeza le explicó la importante
función que cumple la “lengua“, la cual debe de ser utilizada únicamente
para decir cosas buenas o de provecho, y no para hacer daño a través de
ella, insinuándole acerca del error que había cometido al hablar mal
acerca de su persona.
La manera como trato Rabí Shmuel Hanaguid a aquel hombre, causaron el
efecto que Rabí Shmuel había esperado, provocando que el ministro se
disculpase, comprometiéndole corregir su conducta para convertirse en
una nueva persona.
Luego de un tiempo, cuando llegó a oídos del Rey que Rabí Shmuel
Hanaguid no había cumplido con su orden de cortarle la lengua al
ministro, tal como lo había ordenado, lo mando llamar para pedirle
explicaciones por el incumplimiento de su orden real.
Rabí Shmuel Hanaguid se dirigió al Rey de España y le dijo: “Yo si he
cumplido con la orden de Su Majestad, pues a través a través de mis
cálidas y sinceras palabras, logré extirpar la “mala lengua” que tenía
aquel hombre, logrando que se transforme en una lengua sana y buena …
Fuente: Cuentos de los sabios de la Mishna y el Talmud. Recopilados por el Rabino Richard Kaufman

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