Para leer en la mesa de Shabat: PARA MUCHOS
Uno de los más brillantes docentes de Talmud de la mitad del siglo
pasado, acostumbraba a enseñar a sus discípulos de una forma muy
especial.
Casi sin aliento, los ojos saltándole y los brazos con gestos
ampulosos, trataba de explicar la lógica talmúdica de manera que
cuando terminaba, quedaba exhausto.
Un día muy frío y con una copiosa nevada, solamente tres alumnos
se presentaron a la clase.
De todas maneras, el Rabino dictó su
clase como si el aula estuviera llena de alumnos.
Como siempre,
gesticulando e inclusive transpirando, explicaba un tema bastante complicado, ante la mirada atónita de los presentes.
En un momento,
cuando hizo una pausa para tomar aire, uno de los discípulos se
atrevió a recordarle:
-Rabino, somos solamente tres los presentes.
-¿Ustedes creen que estoy dando la lección solamente para ustedes
tres?
Es para cientos de jóvenes. Para ustedes, vuestros discípulos, los
discípulos de vuestros discípulos y los de ellos.
0 Comments