Para leer en la mesa de Shabat: Gallinas y Cabras

Una vez, viajaba una persona por el camino llevando algunas gallinas. Cuando ya fue muy pesado para él seguir cargándolas, se sentó al lado de la puerta de la casa de Rabí Janina ben Dosa y dejo allí a las gallinas.
Le dijo entonces: “dejaré aquí las gallinas por algunas horas e iré a comprar algo para comer, luego volveré a buscarlas”. Se fue el hombre al negocio a comprar cosas y se olvido de sus gallinas. Durante el camino se acordó de las gallinas, mas no lograba recordar dónde las había dejado, entristeciéndose mucho a causa de ello.
Mientras tanto, las gallinas se sintieron hambrientas y comenzaron a cacarear.
Escuchó la esposa de Rabí Janina el cacareo de las gallinas y preguntó cómo habían llegado a su patio. Se acercó a la entrada de su casa y vio que habían gallinas cuyos pies estaban atados con sogas.
Fue a lo de su esposo y le contó acerca de aquel hecho.
Él le dijo entonces: de seguro que alguien las dejó aquí y no se acuerda adónde las dejó. Cuidémoslas hasta que venga el dueño a pedirlas nuevamente.
La mujer desparramo semillas para que se alimenten y colocó agua para que puedan tomar. Ellas comenzaron a dar huevos y así comenzaron a nacer pollitos. Crecieron los pollitos y se transformaron en gallinas, hasta que el patio se llenó de gallinas.
Vio Rabí Janina que era muy difícil para él mantener tantas gallinas pues era una persona muy pobre (además del hecho que ensuciaban la casa y su continuo cacareo era muy molesto). Decidió pues venderlas y comprar con dicho dinero algunas cabras, pues estas eran capaces de ir a pastar solas al bosque y también regresar solas de allí. Luego de varios años, el hombre que había perdido a las gallinas pasó por la ciudad de Rabí Janina y por su casa y se acordó que allí había dejado a sus gallinas. Se acercó a Rabí Janina y le contó la historia, y Rabí Janina le preguntó: ¿Te acuerdas del color de las plumas y de que color era la soga con que las ataste?
El señor le dijo: eran marrones las gallinas y las até con un hilo rojo. Rabí Janina, al ver que efectivamente se encontraba ante el dueño de las gallinas, lo llevó al establo y le mostró las cabras, contándole lo que había hecho.
Le devolvió sus cabras y el hombre regreso feliz a su hogar.
Fuente: Cuentos Judíos Inspiradores. Mashuah. Recopilación del Rabino Richard Kaufman.




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