Tehilim 40: Mi Protector (Capítulo 18)
"Te amaré ¡Oh D"s! Mi fuerza D"s es mi roca y mi fortaleza. Y mi salvación. Mi D"s mi creador, me resguardaré en él, mi protector y la fuerza de mi salvación, mi refugio".
Rabbi Samson Raphael Hirsch explica que la palabra "Erjameja" viene de la palabra "matriz"haciendo referencia al amor que siente un hijo hacia su padre al reconocer que a este le debe la vida. Es una mitzva amar a Hshem, día y noche. Siendo nuestro Creador, quien nos da la fuerza, la energía, etc. en general todo es un regalo de Hshem.
Diariamente al despertar y en el transcurso del día repitamos "te amo Hshem, eresmi fortaleza", Así nos sentiremosmás fortalecidos internamente y diariamente más cercanos a D"s.
Salmo 18
Para el Director del Coro, del servidor de Adonái, de David, quien 
pronunció las palabras de este cántico para Adonái en el día en que 
Adonái lo salvó de la mano de todos sus enemigos, y de mano de Shaúl: 
Dijo: Te amaré, Adonái, mi fuerza. Adonái es mi roca, mi fortaleza y mi 
liberador. Mi Dios, mi roca, en Quien me refugio; mi escudo y el [son 
del] cuerno de mi salvación; mi baluarte. A Aquel que es alabado, 
Adonái, clamé y de mis enemigos fui salvado. Los estertores de la muerte
 me envolvieron y torrentes de hombres impíos me asustaron. Los dolores 
del sheól me rodearon, las trampas de la muerte me enfrentaron. En mi 
aflicción clamé a Adonái, al Dios de mi salvación imploré; El oyó mi voz
 desde Su Santuario, y mi clamor a El llegó a Sus oídos. La tierra se 
estremeció y rugió, los cimientos de las montañas se sacudieron, ellas 
temieron la explosión de Su ira. De Sus narices subió humo, un fuego 
devorador de Su boca, carbones ardieron de El. El dobló los cielos y 
descendió, una espesa oscuridad debajo de Sus pies. Montó un querubín y 
voló, Se elevó sobre las alas del viento. Hizo de la oscuridad Su 
escondite y Se envolvió en Su abrigo, aguas oscuras y nubes espesas. A 
causa del resplandor delante de El Sus nubes pasaron, granizo y carbones
 flameantes. Adonái tronó en los cielos, el Altísimo alzó Su voz, 
granizo y carbones flameantes. El envió sus saetas y los dispersó, 
muchos relámpagos y los perturbó. Torrentes de agua se tornaron 
visibles, los cimientos de la tierra quedaron al descubierto por Tu 
reproche, Adonái, por la respiración de Tus fosas nasales. El envió de 
lo alto y me tomó; me retiró de las aguas profundas. Me salvó del mi 
poderoso adversario, y de mis enemigos cuando fueron más fuertes que yo.
 Ellos me enfrentaron en el día de mi infortunio, mas Adonái fue mi 
sostén. Me trajo a espacios libres. Me liberó, pues me desea. Adonái me 
recompensó conforme mi rectitud, me retribuyó de acuerdo con la 
pulcritud de mis manos. Pues cuidé las sendas de Adonái y no me aparté 
perversamente de mi Dios. Pues todos Sus juicios están delante de mí, y 
yo no me apartaré de Sus decretos. Yo fui sincero con El, cuidándome de 
mi pecado. Adonái me retribuyó conforme a mi rectitud, de acuerdo a la 
pulcritud de mis manos delante de El. Con el devoto, Tú actúas con 
devoción; con el hombre sincero, con sinceridad. Con el fidedigno, con 
lealtad; y con los falsos, falsamente. Pues Tú salvas a la nación pobre;
 derribarán a los ojos altivos. Pues eres Tú quien encenderá mi lámpara.
 Adonái, mi Dios, iluminará mi oscuridad. Pues contigo destruyo una 
tropa, con mi Dios salto una muralla. Dios, cuyo camino es perfecto, la 
promesa de Adonái es refinada, El es un escudo para todos los que 
refugian en El. ¿Pues quién es Dios excepto Adonái, y quién es poderoso 
fuera de nuestro Dios? Dios, Quien me ciñe de fortaleza, Quien mantiene 
recto mi camino. Quien enderezó mis pies como las gacelas, quien me 
colocó sobre mis alturas. Quien entrenó mis manos para la batalla y mis 
brazos para tensar un arco de cobre. Tú me diste Tu escudo de salvación,
 y Tu diestra me sostuvo. Me trataste con abundante humildad. Alargaste 
mis pasos debajo de mí, y mis talones no temieron. Perseguí a mis 
adversarios y los dominé, no regresé hasta haberlos aniquilado. Los 
abatí y no pudieron ponerse de pie, cayeron debajo de mis pies. Tú me 
ceñiste de fuerza para la batalla, sometiste a mí a quienes se alzan en 
mi contra. Pusiste las nucas de mis enemigos hacia mí, y derribé a mis 
antagonistas. Gritaron, pero no hubo salvador; a Adonái, mas El no les 
respondió. Los pulvericé como polvo a los vientos, cual lodo de las 
calles los arrojé. Libérame de la disputa de la nación. Ponme a la 
cabeza de los pueblos; una nación que no conocí me servirá. Apenas me 
oigan obedecerán, extranjeros me adularán. Extranjeros se desvanecerán, 
aterrados por sus encierros. ¡Vive Adonái! ¡Bendita sea mi Roca! 
¡Enaltecido sea el Dios de mi salvación! El Dios que me concede venganza
 y subyuga pueblos a mí. Líbrame de mis adversarios, elévame incluso por
 encima de mis oponentes; sálvame del hombre de violencia. Por lo tanto,
 Te agradeceré entre los pueblos, Adonái, y a Tu Nombre cantaré. El da 
gran salvación para Su rey, y hace benevolencia a Su ungido, a David y 
sus descendientes eternamente.




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