Para leer y reflexionar: Una carta vacía
El Maguid de Mezeritch, y el Rabino de Gurlitz, se mantuvieron en contacto por correspondencia durante más de diez años. Cada uno comenzaba sus cartas con las palabras: «Para mi importante y querido amigo» y firmaba con su nombre: “Abrahama’le” o “Brujel” (dependiendo de quién la enviase). Sin embargo, entre la apertura y la firma de la carta, la hoja se hallaba completamente en blanco. Cuando le preguntaron al Maguid de Mezeritch por qué él y el Rebe de Gurlitz se mandaban este tipo de cartas, él les respondió: “cuando se escribe con tinta hay palabras, cuando se escribe con sangre no hay palabras”.Cada judío en el mundo recibe cartas desde Ierushalaim, una hoja vacía que empieza con las palabras: “Para mi querido amigo”, y que está firmada: “Ierushalaim”. Esta hoja es tan profunda y sagrada … por un lado te da esperanza y por el otro lado te parte el corazón.
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