Diecisiete de Tamuz

Según el Talmud, en esta fecha, nuestros antepasados ​​vivieron cinco hechos trágicos.
Primer hecho: En esa fecha, Moshé bajó del Monte Sinaí después de pasar allí 40 días y 40 noches, durante los cuales D"s le enseñó Su Ley y le entregó las Tablas con los Diez Mandamientos. Después de regresar al campamento judío y presenciar su adoración al Becerro de Oro, Moshé rompió las Tablas hechas por el Todopoderoso. El pecado de idolatría y la consiguiente destrucción de las Tablas de la Ley fue uno de los incidentes más graves de nuestra Historia. Además, marcó el 17 de Tamuz como precedente de futuros acontecimientos trágicos para el Pueblo de Israel.
Segundo hecho: Con el asedio de Jerusalén por parte de los babilonios, se hizo imposible ofrecer los sacrificios diarios conocidos como tamid, esencial para los servicios realizados en el Templo, así como fuente continua de bendiciones y protección. Sin estos rituales, hubo una profunda alteración de las prácticas espirituales del pueblo judío.
Tercer hecho: Fue la caída de los muros de Jerusalén. En el año 70 de la era común, los romanos lograron entrar en la Ciudad Santa, presagiando la caída del Segundo Templo tres semanas después, en Tishá b'Av. Según el Talmud de Jerusalén, fue en esa misma fecha, pero en el 423 a.C., que los babilonios irrumpieron en los muros de Jerusalén en su camino para arrasar el Primer Beit HaMikdash, que, como el Segundo cayó en Tishá b'Av. Esta repetición de acontecimientos calamitosos en las mismas fechas resalta la importancia del día 17 de Tamuz y el trágico patrón histórico asociado a él.
Cuarto hecho: Fue la quema de la Torá por Apostomos, identificado por el Rabino Menajem ben Shlomo Meiri, como un militar griego que vivió en la Tierra de Israel durante la ocupación sirio-griega, en la era del Segundo Templo. Se cree que Apostomos destruyó el rollo de la Torá transcrito por Ezra. hasofer y guardado en el Patio del Santuario. Dado que era la copia más creíble de los Cinco Libros de la Torá y como tal se utilizó para verificar la exactitud de otros, su pérdida representa una desdicha con repercusiones de largo alcance.
Quinto hecho: Fue la colocación, también por Apostomos, de un ídolo en el Lugar Santísimo, una profunda afrenta al lugar más sagrado de la Tierra, en el que el Shejiná, la Divina Presencia. Esto no sólo profanó el Beit HaMikdash, sino también constituyó un ataque espiritual al pueblo judío. Este sacrilegio fue profundamente traumático para los Hijos de Israel, pues la idolatría, pecado capital del judaísmo, constituye la negación de toda la Torá.
Fuente: Morashá Brasil.



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