Todos los años, el 12 de junio se celebra el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. En
2002, la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) declaró esta
fecha como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, para dar
visibilidad a esta situación que afecta a niñas y niños alrededor de
todo el mundo. El objetivo es generar conciencia e impulsar los cambios
necesarios para que ningún niño o niña se vea privado de la posibilidad
de acceder a la educación, la salud, la recreación y las libertades
elementales. Todos los niños y las niñas tienen los mismos derechos.
El trabajo infantil impide el acceso a esos derechos, especialmente el
derecho a la salud, a la educación y al juego. Algunas actividades que
los niños y niñas realizan en la calle, en el campo o puertas adentro
también son trabajo y en muchas circunstancias se las invisibiliza. Trabajo
infantil es toda la actividad económica o estrategia de supervivencia,
sea remunerada o no, realizada por niños y niñas menores de 16 años. La
prohibición del trabajo infantil se extiende hasta los 18 años cuando se
trata de un trabajo peligroso. En Argentina está en vigencia la Ley
N° 26.390 de prohibición del trabajo infantil y se refiere a cualquier
actividad, que persiga o no fines de lucro. En 2013, además, se sancionó
una ley que penaliza con prisión a los empleadores que generen trabajo
infantil, un tema que antes sólo era castigado con multas. ¿Por qué un niño no debe trabajar? Porque las tareas laborales disminuyen su rendimiento escolar o directamente lo obligan a abandonar la escuela. Porque
los niños están en pleno crecimiento físico, mental y emocional, y el
exceso o la repetición de tareas mecánicas perjudica su desarrollo. Porque
el mundo del trabajo es un mundo adulto, con exigencias físicas y
mentales. Los niños tienen que desarrollar su personalidad mediante los
juegos y a través de la relación con sus amigos y sus familiares.
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