Para leer en la mesa de shabat: El honor de un sabio

Rabí Yehuda, jefe del Sanedrin y Rabí Jía iban por un camino y cuando llegaron a un lugar, preguntaron si residía allí algún sabio, para visitarlo.
Entonces les dijeron que había uno pero era ciego.
Rabí Jía dijo entonces que iría él sólo a verlo, puesto que no correspondía que Rabí Yehuda, el jefe, lo viese.
Pero Rabí Yehuda fe igual y cuando se despidieron del sabio, éste les dijo: "Ustedes vinieron a ver una persona a la que se lo puede ver, pero él no ve.
Sean pues merecedores de recibir a la Santa Presencia que ve, pero a quien no se puede ver".
-Mira- dijo Rabí Yehuda- sino hubiese venido contigo me habría perdido de escuchar una bendición tan hermosa.
Fuente: Tratado Jaguiga 8.

Cuadro: Talmudistas. Autor: Adolf Behrman (1876 – 1942).

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