Esta extraña conducta del Tzadik sorprendió de sobremanera a las personas que por allí pasaban, pues todos sabían lo cuidadoso que era Rabí Israel de Salanter en no hablar palabras vanas o cosas sin sentido.
Al despedirse de aquel señor, uno de sus alumnos se acercó a Rabí Israel Salanter y le preguntó por lo aparentemente extraño de su conducta, pues también de ello quería aprender la forma adecuada de actuar. Rabí Israel Salanter le explico: “ese judío que se acaba de ir, es una persona que se encuentra pasando por una situación sumamente difícil y su estado de ánimo estaba totalmente “por el piso”. Al darme cuenta de lo que le sucedía, decidí que era oportuno contarle chistes y cosas divertidas, para así elevar su animo y darle fuerzas para continuar esforzándose; y no hay mitzvá más grande en el mundo que alegrar el corazón de las personas …
Fuente: Mashua Judaísmo e Israel.