Para leer en la mesa de shabat: Esclavo de un esclavo.
En Atenas, capital de Grecia, vivía hace muchos años una persona muy
rica que poseía muchos esclavos.
Este rico señor era, por naturaleza, un
individuo sumamente enojadizo, y a quién no le hacía caso, simplemente
le profería una buena porción de insultos y de golpes.
Una vez, en el
momento en que le pegaba a uno de sus esclavos como era su costumbre,
pasó por allí un famoso sabio. Se detuvo aquel sabio y le dijo: “no es
adecuado que un esclavo le pegue a otro esclavo”.
Inmediatamente paró el rico señor de pegarle a su esclavo. Se irguió
orgullosamente y le preguntó al sabio: ¿Por qué usted dice eso? ¿Acaso
yo no soy el dueño de mi esclavo?
Le contestó entonces el sabio: la diferencia entre tú y el esclavo es
que él no puede librarse del enojo de tu mano, pues él te pertenece.
Pero tú, en cambio, eres esclavo del enojo que te domina, hasta tal
punto que eres incapaz de liberarte de él.
Las palabras del sabio hicieron reflexionar al hombre rico, quién a
partir de ese momento se esforzó por dejar la “esclavitud de su enojo”
para así comenzar a ser un individuo verdaderamente libre.
Fuente: Mashuah, judaísmo e Israel.
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