Para leer en la mesa de shabat: Como el ratón de cola larga
Un buen día, David estaba jugando y vio un ratón. Corrió a la casa de
Jacobo y le dijo: "¡Vi un ratón muy grande que tenía una cola que medía
diez centímetros"
Jacobo fue enseguida a contárselo a Marco, diciéndole: "¿Sabes que David vio a un ratón con una cola de treinta centímetros?"
Al escuchar eso, Marco se apresuró a ir donde Moshe y le dijo: "¡Moshe¡
¡Jacobo me contó que David vio un ratón con una cola de medio metro!"
Entonces Moshe corrió donde Alberto y le dijo: "¿Ya escuchaste lo que
contó Jacobo a Marco?
¡Que David vio un ratón con una cola de un metro!"
Y así, de uno a otro, ¡la cola del ratón se alargó hasta tres metros!
Por esto, si nos parece que una persona está exagerando al contar alguna
cosa, y no queremos decírselo abiertamente, le hacemos el comentario:
"¡Cómo la colita del ratón!"
" Hablar es mostrar un sentimiento, un deseo propio. Es conveniente que
siempre que escuchemos, veamos los motivos que impulsan al mismo cuento.
Aunque el único motivo sea el de que escuchen al interlocutor".
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