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14 de mayo del 2019 - 9 Iyar del 5779‎. En el  templo "Beit Levi Yitzjak" en Belgrano (Echeverría 2773) se ha dado lugar a un evento lleno de emociones y espíritu . 
Treinta y cinco mujeres detuvieron la rutina y se reunieron para provocar la tan esperada GEULA (Redención)...
El evento se centró en un gran amasado de Jala y principalmente en decorar y armar panderetas.
Tuvimos el honor de escuchar un shiur especial de torah de la Rabanit Rivka Grumblatt  Shluja del Rebe en Argentina.
El Arizal HaKadosh explica que todas las almas judías de esta generación son una rencarnacion de las almas que salieron de Egipto , y al ser que está escrito que por el mérito de las mujeres nuestro pueblo conoció la libertad en aquel entonces , la historia debe repetirse en nuestro presente . En el momento en el cual llegaban a la orilla luego de la partición del mar , Miriam y todas las mujeres de nuestro pueblo sacudían hermosas panderetas con una inmensa alegría , celebrando la libertad.
Hoy en día nos encontramos frente a la inminente e inmediata aparición del MASHIAJ, cada mujer debe tomar su pandereta y llevarla consigo a donde vaya , ya que en cualquier instante se exigirá de ella celebrar la REDENCIÓN.
Solo Bat Israel agradece al Rab. Mendi Levy las imágenes y el texto del presente informe.
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Al Gaón Rabí Akiva Iguer lo vino a visitar un hombre muy acaudalado y en medio de la conversación este sacó de su cigarrera de plata un cigarrillo y comenzó a fumarlo. Ante ello Rabí Akiva le preguntó ingenuamente.
-¿Esto de fumar por qué lo haces…?
-Rabí… Acostumbro a comer bien, lo hago con varias comidas y también con buenas bebidas hasta llenar mi estómago y me da buen resultado fumar para poder digerir bien el exceso de esa ingesta.
Pasado algunos días a Rabí Akiva vino a verlos un hombre pobre que había estado en una acomodada posición y comenzó a contarle de sus grandes necesidades. En eso estaba cuando comenzó a fumar.
¿Por qué fumas…? Le preguntó cándidamente Rabí Akiva.
-Rabí, le dijo el hombre. Muchas veces no dispongo en mi poder ni de un trozo de pan y cuando hay hambre, fumar ayuda a sentirla menos.
Fijate como sorprende los caminos de las personas; expresó Rabí Akiva.
El magnate fuma por estar harto de haber comido tanto y el pobre lo hace porque está con hambre.
Los dos podrían comer saludablemente y ninguno de ellos tendría necesidad de fumar.
Tan solo sería necesario que el rico se preocupe por el pobre.
Fuente: Revista Or Daméseh- Asociación Sefaradí Hijos de la Verdad "Bene Emeth" Año 8 Nº13
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Se cuenta que una vez, un grupo de personas notó que el Tzadik (justo) Rabí Israel Salanter estaba parado en una de las calles de Vilna charlando con un hombre simple. Prestaron atención que el Tzadik Rabí Israel Salanter lo entretenía contándole chistes y cosas divertidas, y que ambos se reían juntos de ello.
Esta extraña conducta del Tzadik sorprendió de sobremanera a las personas que por allí pasaban, pues todos sabían lo cuidadoso que era Rabí Israel de Salanter en no hablar palabras vanas o cosas sin sentido.
Al despedirse de aquel señor, uno de sus alumnos se acercó a Rabí Israel Salanter y le preguntó por lo aparentemente extraño de su conducta, pues también de ello quería aprender la forma adecuada de actuar. Rabí Israel Salanter le explico: “ese judío que se acaba de ir, es una persona que se encuentra pasando por una situación sumamente difícil y su estado de ánimo estaba totalmente “por el piso”. Al darme cuenta de lo que le sucedía, decidí que era oportuno contarle chistes y cosas divertidas, para así elevar su animo y darle fuerzas para continuar esforzándose; y no hay mitzvá más grande en el mundo que alegrar el corazón de las personas …

Fuente: Mashua Judaísmo e Israel.

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Contó el Rabino Abraham Bahern, quién erigió un colegio de niñas ejemplar en Kfar Pines y posteriormente otro en la ciudad de Jederá, lo que provocó que tomase la decisión de transformarse en un educador en el pueblo de Israel.
Así él nos contó. Cuando era niño, mientras estudiaba en el Talmud Torá “Etz Jaim”, el día de estudios era muy extenso y culminaba al anochecer.
Para calmar el hambre, nos daban a cada niño un plato lleno de compota a la tarde, y cuando un niño terminaba su plato, tenía permiso para acercarse a la cocina y pedir más
Uno de aquellos días, recibí mi porción de alimento y comencé a comer. Tenía mucho hambre y temí que hasta que termine mi comida, se termine la compota que aún le sobraba a la cocinera. Me acerqué inmediatamente a ella y le pedí otra porción. Su reacción fue: “¡recién recibiste tu porción!”. Yo era un niño y como consecuencia del enojo provocado por su respuesta, tomé por mi mismo la olla, y la compota se cayó enterita de bruces contra el piso … lo cual provocó un gran tumulto y desorden en el lugar.
Al día siguiente me avisaron que el “mashguiaj rujani” (supervisor espiritual) del Talmud Torá, el Tzadik Rav Arié Levín, me citó para reunirse conmigo. Temí mucho de aquella reunión, pues estaba seguro que me iban a escarmentar por mi conducta.
Cuando entré en su pequeña oficina la cual estaba debajo de las escaleras del Talmud Torá, me sentó a su lado y me dijo: he escuchado lo que te sucedió ayer, y me he dado cuenta de que a ti te gusta mucho la compota.
Aquí tienes un plato de compota solo para ti. Siéntate y cómelo hasta que te sientas satisfecho. En ese mismo momento me dije a mi mismo: he recibido una gran lección sobre cómo se debe de educar. Y fue en ese momento, que decidí que cuando crezca, también yo quería transformarme en un educador para el pueblo de Israel.


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Contó una vez el rabino Shlomo Carlebaj z”l:
Estaba una vez sentado en un avión, y observé un artículo muy interesante en el diario.
Cierta persona contaba así: Mi hijo de doce años regresó a casa del colegio y me dijo: “Papá, te quiero mucho”, a lo que yo le respondí: “¿Y ahora qué quiere?
Me dijo el niño: te diré la verdad padre, nuestro profesor pidió a toda la clase, que cuando regresemos a nuestra casa le digamos a nuestros padres cuanto los queremos, y que mañana le contemos que nos contestaron al decirselos …
Me enoje terriblemente, contó el papá. ¡Que atrevimiento!, un profesor que debería de enseñar geografía, historia y cosas por el estilo … ¿quién es él para entrometerse así en nuestras vidas personales?
Le pregunte entonces a mi hijo: “¿quién es ese profesor?”.
Me contestó: “el profesor de gimnasia”.
Pensé para mis adentros: ese es el atrevimiento más grande del mundo, ¡que repugnante! El tiene que enseñar a los niños como entrenarse, ¿quién es él para meterse en nuestras vidas?
Le dije pues a mi hijo: “mañana cuéntame lo qué dijeron los demás alumnos”
Pues bien, regresó mi hijo al día siguiente del colegio y me dijo: “entre el 85 y 90 % de los padres de los alumnos, cuando estos les dijeron “te quiero mucho”, sus padres le contestaron: ¿y ahora qué quieres pedirme?. Sus padres no les dijeron: “yo también te quiero mucho” o “yo te quiero más aún”.
Llame entonces al profesor de gimnasia y enojado le pregunte: “¿porqué le pidió a los alumnos que hicieran esa pregunta? ¿Qué tiene que ver eso con la clase de gimnasia?”.
Me contestó entonces el profesor: ¿Sabe usted porque los niños se enferman?
Porque sus padres no les dicen: “te quiero mucho”.
Yo quiero enseñarles a los niños a mantenerse sanos, pero no puedo hacer nada para lograrlo, si sus padres no les dicen también cuánto los quieren …
Está es una enseñanza muy profunda, una enseñanza de verdaderos tzadikim (justos).
Fuente: Masua - Judaismo e Israel 

Nota de Solo Bat Israel: Estamos pasando momentos especiales, el seder y los días de pesaj que muchas familias tienen un tiempo especial para pasar junto a sus hijos. No dejemos esos momentos solo para los jaguim. Nuestros hijos nos necesitan todo el año, todos los días.

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La historia del pueblo judío empieza con nuestro patriarca Abraham y el pacto entre las piezas que D"s hizo con él. En dicho pacto D"s le informa que elegirá a sus descendientes como su pueblo y que iban a pasar siglos de esclavitud, al final de lo cual saldrán beneficiados y heredarán la tierra prometida. Efectivamente llegamos a ser esclavos del faraón durante 210 años. Nos oprimió duramente, pero siempre manteníamos fuertes nuestra identidad y fe en la inminente redención.
Había llegado el día anhelado. D"s le habló a Moisés desde la zarza ardiente y le dijo, dile al faraón: “¡deja salir a mi pueblo y me servirán!” pero el faraón no estaba dispuesto a dejar que una deidad suprema y exclusiva le haga perder su autoridad. Ese era su imperio y ningún “D"s de los hebreos” iba a derribar sus pirámides.
El faraón estaba por recibir una sorpresa. Hasta ese momento, la gente creía que éste era un mundo bastante fiable. En general, la naturaleza parecía marchar muy bien como otro de los grandes proyectos del faraón y sus pirámides. Pero, todo iba a cambiar. Moisés derrumbó esa confiable maquina de levantar pirámides. Con un milagro tras otro (en total diez), demostró que detrás de la fachada de las leyes de la naturaleza hay un deliberado propósito divino. Existe un D"s quién escucha el llanto del oprimido, quién exige la justicia y ama a aquellos que hacen el bien.
Finalmente, el testarudo faraón se rindió. En aquel día, más de 600.000 familias judías comenzaron su éxodo de Egipto hacia la tierra prometida con sus cabezas erguidas y alegres canciones en sus labios. El punto más alto de esta travesía fue su parada al pie del monte Sinaí para escuchar una transmisión pública de la sabiduría y voluntad divina de D"s mismo, documentadas en la “Torá”. Es esta sabiduría divina la que nos mantuvo unidos como una nación a pesar de todos los sucesos vividos a lo largo de los siglos. Y es esta sabiduría y experiencia la que transmitimos al mundo entero. Hoy cada vez más pueblos reconocen los derechos de cada ser humano, hecho “a semejanza e imagen de D"s”.
Fuente: Resumen de la Salida de Egipto. Jabad.com

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Cuenta Ben Gurión que en 1954, siendo primer ministro, viajó a EEUU para reunirse con el presidente Eisenhower y solicitar apoyo y ayuda en momentos difíciles para el joven Estado de Israel.
En uno de sus encuentros con el entonces secretario de estado, John Fuster Dulles, éste lo encaró con un alto grado de soberbia: "Dígame, Primer Ministro, ¿A quién usted y su Estado representan realmente? ¿Acaso los judíos de Polonia, Yemen, Rumania, Marruecos, Irak, la Unión Soviética o Brasil son una misma cosa? ¿Después de 2.000 años de diáspora es posible hablar de un solo pueblo judío, de una única cultura, tradición o costumbre judía?".
Ben Gurión le respondió: "Mire Sr. Secretario. Hace 200 años atrás zarpó de Inglaterra el navío Mayflower que transportaba a los primeros colonos que se instalaron en lo que hoy es la gran potencia democrática de los Estados Unidos de América. Le ruego que salga a la calle y pregunte a diez niños norteamericanos lo siguiente: ¿Cuál era el nombre del capitán del barco?, ¿cuánto tiempo duró la travesía?, ¿qué comieron los tripulantes durante el viaje? y ¿cómo se comportó el mar durante el trayecto? Seguramente no recibirá respuestas puntuales".
"Ahora fíjese. Hace ya más de 3.000 años que los judíos salieron de Egipto. Le pido que en algunos de sus viajes por el mundo, trate de encontrarse con diez niños judíos de  diferentes países; pregúnteles cómo se llamaba el capitán de dicha salida; cuánto tiempo duró la travesía; qué comieron durante el recorrido y cómo se comportó el mar. Cuando tenga las respuestas, y se sorprenda, trate de recordar y evaluar la pregunta que me acaba de formular".
¡Me entiende, Sr. Secretario!
Fuente: Iton Gadol Nº 89.

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Hola, soy Lea. No sé cómo se da este tema con ustedes, pero lo que es entre nosotros, robar el afikomán siempre es un problema difícil de resolver. 
Udi, por ejemplo, me contó que su abuelo esconde muchos afikomanim, tantos como nietos tiene, así cada uno sale a encontrar el suyo. Pero mi abuelo, siempre escondíó uno solo y yo llegué a encontrarlo una sola vez. 
Sucedió así: Desde que había empezado el seder no le quité los ojos de encima a mi abuelo, siguiéndole sus movimientos para ver por dónde se metía. El año anterior lo escondió debajo del mantel. Shajar fue quien lo encontró, recibió a cambio una pelota de fútbol. Hace dos años, lo había escondido entre las hojas de la Hagadá. Yael fue quien lo encontró esa vez, y recibió a cambio un libro con dibujos para colorear. ¿Y este año? Espié por debajo de la mesa para asegurarme de que no le esté pasando el afikomán a la abuela, Shajar buscó debajo del mantel y Yael dio vuelta todas las hojas de la Hagadá. No encontramos nada. Nos pusimos a reptar por el piso revisando cada fisura que había en la pared, y nada, no había nada… Shajar sugirió que podría estar pegado debajo de la tabla de la mesa, mientras que a Yael se le había ocurrido que podría estar adentro de los zapatos del abuelo. De repente me sobrevino una gran claridad respecto de dónde podría estar: me di cuenta de que el abuelo tenía puesto un sombrero encima de su kipá. Entonces le dije así: Abuelo, ¿Podrías por favor sacarte el sombrero de la cabeza por un momentito? - El abuelo sonrió y se lo sacó. Fue muy gracioso ver a un judío respetable con barba blanca y sobre su kipá un pedacito de matzá… ¡Era el afikomán! La imagen del abuelo con el afikomán sobre su cabeza me dio tanta risa, tanta que hasta me olvidé de pedirle el regalo que quería a cambio. Pero, después de todo... ¿Acaso es eso lo más importante?
Fuente: Relatos de Pesaj, autora Lea Naor. 

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Rabí Moshé Leib de Sasov salió en cierta oportunidad a recorrer diferentes aldeas y pueblos para recolectar fondos para Tzedaká, pero no tuvo éxito en su cometido. " Si no consigo reunir el dinero necesario sólo tengo en mi poder Bitul Torá (dejar de lado el estudio de la Torá)." se dijo a sí mismo y decidió regresar a su hogar.
En ese instante escuchó sobre un judío que estaba en la cárcel por haber robado. El rabino hizo lo imposible para liberarlo, y cuando finalmente lo logró, le dijo al iehudí:
Ya ves, te atraparon, fuiste golpeado y casi te condenan a años de prisión, deja pues de robar!"
El ladrón se sonrió y le dijo: " Acaso porque una vez fallé no debo volver a intentarlo?"
Al escuchar esto Rabí Moshé Leib se dijo: " Si este hombre no se amedrenta de los insultos y del arresto, y tiene claro que debe volver a intentarlo, por qué yo dejaré de esforzarme?" No volvió a su casa y siguió su viaje hasta reunir todos los fondos necesarios.
 
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Una vez, viajaba una persona por el camino llevando algunas gallinas. Cuando ya fue muy pesado para él seguir cargándolas, se sentó al lado de la puerta de la casa de Rabí Janina ben Dosa y dejo allí a las gallinas.
Le dijo entonces: “dejaré aquí las gallinas por algunas horas e iré a comprar algo para comer, luego volveré a buscarlas”. Se fue el hombre al negocio a comprar cosas y se olvido de sus gallinas. Durante el camino se acordó de las gallinas, mas no lograba recordar dónde las había dejado, entristeciéndose mucho a causa de ello.
Mientras tanto, las gallinas se sintieron hambrientas y comenzaron a cacarear.
Escuchó la esposa de Rabí Janina el cacareo de las gallinas y preguntó cómo habían llegado a su patio. Se acercó a la entrada de su casa y vio que habían gallinas cuyos pies estaban atados con sogas.
Fue a lo de su esposo y le contó acerca de aquel hecho.
Él le dijo entonces: de seguro que alguien las dejó aquí y no se acuerda adónde las dejó. Cuidémoslas hasta que venga el dueño a pedirlas nuevamente.
La mujer desparramo semillas para que se alimenten y colocó agua para que puedan tomar. Ellas comenzaron a dar huevos y así comenzaron a nacer pollitos. Crecieron los pollitos y se transformaron en gallinas, hasta que el patio se llenó de gallinas.
Vio Rabí Janina que era muy difícil para él mantener tantas gallinas pues era una persona muy pobre (además del hecho que ensuciaban la casa y su continuo cacareo era muy molesto). Decidió pues venderlas y comprar con dicho dinero algunas cabras, pues estas eran capaces de ir a pastar solas al bosque y también regresar solas de allí. Luego de varios años, el hombre que había perdido a las gallinas pasó por la ciudad de Rabí Janina y por su casa y se acordó que allí había dejado a sus gallinas. Se acercó a Rabí Janina y le contó la historia, y Rabí Janina le preguntó: ¿Te acuerdas del color de las plumas y de que color era la soga con que las ataste?
El señor le dijo: eran marrones las gallinas y las até con un hilo rojo. Rabí Janina, al ver que efectivamente se encontraba ante el dueño de las gallinas, lo llevó al establo y le mostró las cabras, contándole lo que había hecho.
Le devolvió sus cabras y el hombre regreso feliz a su hogar.
Fuente: Cuentos Judíos Inspiradores. Mashuah. Recopilación del Rabino Richard Kaufman.



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Un día, un sabio le preguntó a sus seguidores lo siguiente: ¿Por qué la gente grita cuando está enojada? Los hombres pensaron unos momentos y uno contestó: Porque perdemos la calma, por eso gritamos.
Le dijo entonces el sabio: pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona se encuentra físicamente a tu lado?¿No es posible acaso hablarle en voz baja?¿Por qué entonces le gritamos a la gente cuando estamos enojados?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía las expectativas del sabio.
Finalmente él les explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojados están, más fuerte tendrán que gritar, para así poder escucharse bien la una a la otra.
Luego el sabio les preguntó: ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente.¿A qué se debe esto? A que sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellas es muy pequeña.
Continuó el sabio preguntando: ¿Y cuando se enamoran más aún, qué sucede pues? Directamente ya no se hablan, solamente se susurran cosas la una a la otra y se vuelven más cercanas a través de su amor.
Y finalmente … Llega un momento en que ya ni siquiera se necesitan susurrar; y únicamente se miran y eso es todo. Así sucede cuando dos personas verdaderamente se aman …
Finalmente el sabio les dijo: cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no se digan palabras fuertes que los distancien más aún; pues puede ser que llegue el día en que la distancia sea tan grande que ya no serán capaces de encontrar el camino de regreso … Sobre esto dijeron nuestras fuentes: “las palabras de los sabios con suavidad son escuchadas”.


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Según las investigaciones que se dieron a conocer en el 70º aniversario, Ana Frank falleció el 12 de marzo de 1945. Anheléis Marie Frank Hollander nació en Frankfurt, Alemania, en 1929, pero como muchas otras familias judías, debió abandonar el país junto a sus padres y su hermana mayor cuando el brote del nazismo atentaba directamente contra  su vida.
El destino elegido fue Ámsterdam, Holanda, sin embargo la suerte tampoco estaría del lado de los Frank dado que la expansión europea del antisemitismo llegaría rápidamente a los países bajos.
Una simple decisión tomada por Otto y Edith, padres de Ana, devendría inesperadamente en uno de los más reconocidos documentos escritos sobre la vida durante el holocausto.
Hacía años que la niña lo esperaba, pero el tan ansiado diario íntimo le llegó para su cumpleaños número 13.
Ese diario sería su arma más fuerte para soportar los dos años que debió vivir en el Achterhuis un anexo a su casa al cual se accedía a través de una puerta escondida detrás de una estantería.
Periódicamente, el miedo a vivir escondida,  sus sentimientos por Peter, hijo de los Van Pels, otra familia que compartía el encierro con los Frank, y los conflictos con sus padres eran representados en su diario.
Cuando en 1944 la milicia holandesa encontró el refugio, ordenó el inmediato arresto y la deportación de cada uno de los 8 miembros que vivían allí. La suerte de cada uno fue diferente. Luego de su paso por Westerbork, y por Auschwitz, las mujeres fueron llevadas al campo de concentración de Bergen-Beisen. La madre de Ana fue exterminada en una cámara de gas. Margot, hermana de Ana, murió al desvanecerse y golpearse fuertemente la cabeza. Y Ana, apenas un mes antes del levantamiento del campo, falleció de Tifus, enfermedad que se cobró la vida de más de 17.000 prisioneros.
Una sola persona logró sobrevivir del grupo inicial de los 8, el padre de Ana. Otto regresó a Ámsterdam y con el tiempo fue informado de la muerte de toda su familia y compañeros de refugio. Dos holandeses que habían sido sus protectores durante los años de encierro, Miep Gies y Bep Voskujil, le entregaron el diario de Ana que habían logrado rescatar una vez que la policía los deportó.
El diario fue publicado finalmente en Holanda en 1947 bajo el título Het Achterhuis (La casa de atrás). En abril de 1955 apareció la primera traducción en español bajo el título Las habitaciones de atrás. Cuatros años después, el director estadounidense George Stevens la llevaría al cine bajo el título El diario de Ana Frank. Desde su publicación el libro fue reimpreso en reiteradas ocasiones y traducido en 70 idiomas.
Hoy, el sitio donde nacieron los escritos de Ana Frank, la famosa casa de la calle Prinsengracht frente al canal de Singel es un museo que puede ser visitado y, que entre otros objetos de valor, cuenta con algunas páginas del diario original escrito por la entre los 13 y los 15 años.

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Un rabino que recolectaba fondos para una Ieshivá llamó a un hombre rico que era conocido como miserable.
"No tiene sentido que usted me pida" aconsejó. "No doy donaciones a Ieshivot".
"No vine por una donación", disparó el rabino. "Vine a cumplir la mitzvá de Bikur Jolim, visitar a los enfermos".
"Pero yo estoy completamente sano", afirmó el miserable, no comprendiendo la afirmación del rabino.
"No, tú no lo estás", insistió el rabino con calma. "Salomón enseña en Eclesiastés (5:12): 'Hay una grave enfermedad que he visto: la riqueza que es guardada en detrimento de su propietario'. Puesto que atesoras tu riqueza, realmente sufres de una enfermedad, así que vine a verte".
"¿No hay otras personas enfermas?", preguntó asombrado el miserable. "¿Por qué me has escogido para visitarme?"
"Por qué" sonrió satisfecho el rabino. "El Talmud dice que quienquiera que visita a una persona enferma se lleva un sexagésimo de su enfermedad. ¿Qué puedo esperar si me voy con un sexagésimo del mal de algún otro? Nada, sólo 'tzarot' (problemas). Pero si me voy con un sexagésimo de su enfermedad, ¡verdaderamente me hará muy bien!"
Fuente: Abraham J. Twerski-Jabad.com
 
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Los pecados contra e Eterno, si se arrepiente, le son perdonadsos, pero los pecados contra el prójimo, el Eterno no perdona, salvo que pida perdón al que dañó.
Rabí Iosí Hacohen dió un ejemplo al respecto:"Una persona pidió un préstamo a otra y juró por la vida del rey, en su misma presencia, que lo devolvería en una fecha establecida. Cuando llegó dicha fecha y como no podía devolver el préstamos, corrió a ver al rey le pidió misericordia.
El rey le respondió: "Te perdono el haber jurado por mi vida, pero en cuanto a la deuda, tienes que arreglarte con el damnificado"
Fuente: Tratado Rosh Hashana, 17.


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Un jasid rico del Rebe Maharash de Lubavitch, invariablemente pedía su bendición para realizar sus negocios, y gracias a D"s, siempre tenía éxito.
Una vez acudió explicando que deseaba invertir en la fabricación de cerveza y solicitaba su aprobación. El Rebe le respondió negativamente. Cuando el jasid salió de su audiencia privada decidió que el Rebe no era un entendido en la materia y abrió la fábrica de cerveza. Por supuesto, el negocio fracasó. 

El hombre vino compungido a lo del Rebe. 
El Maharash le dijo: "Existen 4 tipos de jasidim que explican por qué deben apoyarse en el consejo del Rebe"
1) El Rebe es profeta, y sus consejos son profecía. Por lo tanto, son verídicos.
2) El Rebe no es profeta, pero tiene Ruaj Hakodesh (inspiración Divina) y por ello es posible confiar en ellos.
3) No se trata de profecía ni Ruaj HaKodesh, sino que el Rebe es un gran Tzadik (justo) y la Torá es su profesión, y por ello se ajusta a la verdad.
4) No se trata de piedad, sino que el Rebe es muy inteligente y lo consultan grandes comerciantes. Por esta razón, sabe qué es conveniente y qué no y vale la pena confiarle.
Y terminó el Rebe Maharash: "Sea un profeta, posea Ruaj HaKodesh, sea un Tzadik, o entendido en comercio, no debías haber invertido en ello".

Fuente: Jabad.org

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