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Un viejo ermitaño

 Un viejo ermitaño, se refugiaba en la montaña para dedicarse a meditar y orar. Un día una persona le preguntó:
¿Cómo puede tener tanto trabajo si vive en soledad?
Él contestó:
“Tengo que entrenar a dos halcones y a dos águilas, tranquilizar a dos conejos, disciplinar una serpiente, motivar a un asno y domar a un león…
No veo ningún animal por aquí, ¿dónde están?…
El ermitaño le dijo:
Estos animales que he dicho los llevamos todos dentro;
“Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo, tengo que entrenarlos para que se lancen sobre cosas buenas: Son mis ojos”.
“Las dos Aguilas con sus garras hieren y destrozan, tengo que entrenarlas para que se pongan al servicio y ayuden sin hacer daño: Son mis manos”.
“Los conejos quieren ir donde ellos quieran, quieren esquivar las situaciones difíciles, tengo que enseñarles a estar tranquilos aunque haya sufrimiento, problema o cualquier cosa que no me gusta: Son mis pies”.
“Lo más difícil es vigilar la serpiente, está encerrada en una fuerte jaula, pero ella siempre está lista para morder y envenenar a cualquiera que esté cerca, por ello tengo que disciplinarse: Es mi lengua”.
“El burro es obstinado, no quiere cumplir con su deber, siempre está cansado y se niega a llevar su carga cada día: Es mi cuerpo”.
“Por último necesito domar al león, quiere ser el rey, el primero , el vanidoso, el orgulloso, se cree el mejor: Es mi EGO”.
Como ve tengo demasiado trabajo por hacer…

Reflexión

Pidamos a D-s dominar todo lo que llevamos dentro, para que podamos ser el mejor testimonio, las mejores personas, los (as) mejores esposos, (as) mejores amigos (as) y ante todo los mejores seguidores de Hshem. 
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Entregarse en manos de la sabiduría

Estamos nosotros obligados a escuchar la Voz de Hshem y cuidar Sus Mitzvot, aunque éstas no aparezcan entendibles frente a nuestros ojos. Por ejemplo: el Jok de Pará Adumá; Sha-atnez (La prohibición de vestir lana junto con lino); Kil'ayim (La prohibición de sembrar vegetales injertados), etc., los cuales, aun sin que nosotros sepamos sus motivos, estamos conscientes de que el Rey del Mundo sí los conoce, y si Él ordenó que lo hagamos, sin duda es para nuestro bien.
Esto se compara a un rey que sale a la guerra con su ejército para conquistar una ciudad, y él mismo conduce estratégicamente a sus soldados. Por dónde entrar; cómo atacar; cuál de los frentes reforzar, todos los detalles de los movimientos militares, salen de la boca del estadista. Y los soldados, gracias a que obedecen las indicaciones de su conductor, salen victoriosos de la contienda. Si a alguno de los reclutas se le ocurre preguntar la razón por la cual el ejército está tomando ésta u otra actitud, se le contestará que no es necesario saberlo. Sólo es suficiente confiar plenamente en la sabiduría del rey, quien seguramente, si así lo ordenó, será para beneficio de todos y para obtener el éxito esperado.
De la misma manera, no es menester saber los motivos de las Mitzvot. Éstas no tienen otro objeto que el de beneficiar al Am Israel, único Pueblo que las cumple con la Emuná (Fe) plena, depositada en Hshem.


               (Rabí Biniamín MiZlozitz-Séfer Orzar Mishlé Jasidim 1/42)
                                                                                                                                       
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Cuando el Jafet Jaim no pudo Callarse

Después de la revolución rusa, en el año 5668 (1918), se congregaron en Radin varios Yehudim, con la intención de fundar una Jebrá Kadishá (Entidad comunitaria encargada de los servicios funerarios judíos) en abierta competencia con la ya existente, lo que sin duda iba a provocar un pleito muy grande entre los integrantes de aquella Kehilá. En el Shabat anterior a la inminente apertura, se hizo presente el Jafetz Jaim durante la Tefilá, y luego de subir a la Tebá (Estrado Ritual) pronunció las siguientes palabras:
"¡Queridos hermanos! Si me hubiesen ofrecido miles de rublos para que venga a disertar ahora, no hubiera aceptado. Yo ya estoy anciano y todo momento es muy preciado para mí, y por dinero, no cambio mi tiempo... Pero yo he visto aquí una imperante necesidad de hablarles a ustedes, hoy. Llevo en este lugar más de cincuenta años y permanecen en mi memoria todos los Yehudim que asistieron a este Bet Hakenéset: Fulano, Mengano, etc. ¿Dónde están todos ellos hoy? Sólo el recuerdo, quedó de ellos. Están presentes en los montículos de tierra y en las lápidas del Bet HaJaim (Cementerio Judío). Muchos de ustedes ni siquiera vivían cuando ellos se fueron de este mundo.
"Y muchos que eran en aquella época niños, hoy ya son ancianos. ¡Ojalá que todos nosotros vivamos muchos años! Pero reconozcamos que al final, llegaremos a aquel lugar y deberemos rendir cuentas de lo que hemos realizado en esta vida...
"¡Y sepan ustedes, Rabotay (Aprox.: "Público presente")! El tema de los pleitos y las peleas es muy grave. Tanto, que aquel que haya cumplido muchas Mitzvot, si se ve enredado en una pelea, es como si tirara todas esas Mitzvot en un saco roto. Y yo estoy seguro de que cuando se enfrenten "allá" al juicio final, harán todo lo posible para salvarse y justificar sus actos. Y van a decir que en la ciudad de Radin había un anciano Yehudí, de nombre Israel Meir, que lo consideraba un Jajam, y que vio todo lo que estaba pasando y se quedó en silencio. Por eso yo les pido que... ¡no mencionen mi nombre! Tengo algunas Mitzvot en mi haber y no sé qué será de ellas en el momento del Gran Juicio. ¡¿Cómo puedo recibir sobre mí la responsabilidad de los demás...?!"
Al acabar de pronunciar estas palabras irrumpió en un llanto y todo su cuerpo se estremeció por un largo rato. Esta escena provocó en todos los presentes una conmoción muy grande, lo que hizo que decidieran anular el proyecto de fundar aquella institución. Y decretaron que por el transcurso de tres años no reciban ningún pago por los servicios funerarios a los integrantes de la Comunidad, brindando un auténtico Jésed Shel Emet (Beneficencia Verdadera).

                                                     (Hameorot Haguedolim 322)
 
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¡TODO PARA "EL JEFE"! 

Agosto 16 de 1939. Rabí Yaacob Herman y Sra. Salían de New York con destino a Éretz Israel. Según los cálculos, arribarían al puerto de Haifa el miércoles 30 de agosto; pasarían unos días en la casa de Rab Alfa, en dicha ciudad, y luego seguirían viaje por tierra hacia el destino final: Yerushaláim. En medio del océano, el capitán del barco en el que viajaban recibe la orden de desviarse de su ruta ante la posibilidad de que el sector del Mar Mediterráneo por donde iban a pasar estuviese minado, en virtud de la guerra que iba a comenzar en cualquier momento. Resultado: en lugar de llegar a Éretz Israel ese miércoles, lo hicieron el viernes primero de septiembre, faltando unas horas para la puesta del sol. Un rato antes, la segunda guerra mundial había estallado, con la invasión de los alemanes en Polonia.
Los altavoces les indicaban a todos los pasajeros que debían abandonar el barco en el acto. El equipaje podía ser reclamado en el muelle, y los pasajeros debían retirarlos de ahí lo antes posible.
¡El caos reinaba!
Rabí Yaacob Yosef Herman y su esposa enfrentaban un terrible dilema: En unos momentos entrará Shabat. ¿Cómo harán para retirar su equipaje cuando debían dirigirse inmediatamente a la casa de Rab Alfa antes del tiempo permitido?
Rabí Herman tomó presuroso la maleta que contenía los Tefílín y el Séfer Torá, y su esposa sólo llevaba la bolsa de mano. Sin detenerse, atravesaron el camino que los llevó al puesto donde se encontraba el oficial de la aduana. ·
El militar inglés escuchaba con atención las palabras de Rabí Yaacob:
- Yo nunca en mi vida he profanado Shabat. ¡No lo voy a hacer ahora, en la Tierra Santa...! - dijo, mientras las lágrimas le surcaban el rostro.
- Rabino,- le explicaba cortésmente el oficial - estamos en guerra.
- Usted sólo séllenos los pasaportes y déjenos ir - le replicó Rabí Yaacob -. Retiraremos nuestro equipaje después, cuando acabe Shabat.
- Eso es imposible. El barco debe zarpar ahora mismo, y dejaremos todas las maletas que no fueron retiradas, en el muelle. Una vez que el barco abandone el puerto, nadie se hará cargo de lo que quede en él.
- No me importan mis pertenencias. Usted sólo séllenos el pasaporte para que podamos irnos. - insistió Rabí Yaacob.
El oficial lo miró con extrañeza.
- Dígame, Rabino: ¿se puede saber en qué consiste su equipaje?
- Dieciséis cajas y nueve maletas.
- Diecis...Pero, ¿entiende usted que desde el momento en que el barco abandone el puesto todas sus pertenencias quedarán sobre el muelle sin que nadie se haga cargo de ellas? ¡Hasta mañana en la noche no le quedará ni el recuerdo de lo que trajo! ¡Los árabes se apoderarán hasta de lo más insignificante...! - enfatizó el oficial.
- No tengo otra alternativa - manifestó Rabí Yaacob -. El Shabat está aproximándose, y debo llegar a tiempo. ¡Por favor! ¡Sólo selle nuestros pasaportes y déjenos ir...! -. Su voz sonaba desesperada.
El incrédulo oficial llamó a uno de sus agentes.
- Sélleles los pasaportes y permítales retirarse – le ordenó -. Este Rabino está dispuesto a perder todas sus cosas con tal de llegar a la ciudad antes del comienzo del Shabat de ellos.
El agente los miraba asombrado mientras estampaba su sello en la documentación. Rabí Yaacob Yosef tomó su maleta, que contenía el Séfer Torá; su esposa sostuvo su bolsa de mano y salieron de ahí presurosos. Tomaron un taxi y llegaron a la casa del Rab Alfa justo a tiempo para encender las velas.
En el transcurso de ese Shabat Rabí Herman experimentó una gran elevación espiritual. A cada rato le decía a su esposa:
- Tú sabes: "El Jefe" (en inglés: "The Boss". Así llamaba Rabí Yaacob Yosef Herman a Hshem) hace todo por mí. ¿Qué? ¿Acaso no puedo hacer algo yo por El? Al fin y al cabo logré el privilegio de cumplir la Mitzvá de servirle "Bejol Meodeja" ("Con todos tus bienes") y santificar Su Nombre... En realidad, a su esposa le costaba manifestar semejante emoción. Ella estaba física y emocionalmente exhausta. Extrañaba tanto a sus hijos, que no encontraba sosiego ni en su mente ni en su corazón. Para colmo, perdieron todo lo que tenían... Era un trance demasiado difícil de asimilar. No obstante, no se escuchó de ella ninguna queja.
A la finalización del Shabat, después de esperar los setenta y dos minutos desde la puesta del sol, y luego de la Habdalá (ceremonia del sábado en la noche), el anfitrión se dirigió a sus invitados:
- ¡Qué les parece si nos vamos al puerto? - les sugirió - Puede ser que encontremos allí algunas de sus maletas.
Rabí Yaacob y su esposa no compartían tanto el optimismo de Rab Alfa, aunque igual accedieron a su propuesta.
El puerto se encontraba casi en penumbras. Al final del muelle se divisaba una tenue luz, y hacia a allí se dirigieron con cautela.
- ¿Quién anda ahí? - gritó una voz en inglés.
- Somos unos pasajeros que vinimos en el barco que llegó ayer por la tarde. Venimos a ver si...
- iIdentifíquense! - interrumpió el militar.
- Yaacob Yosef Herman - fue la respuesta.
- Bien, bien, Rabino. Por fin llegó - le dijo el militar inglés, mientras le hacía señas para que se acerquen -. Me aseguraron que usted iba a estar aquí luego de la puesta del sol, pero veo que se demoró un rato más - agregó ­ Mi comandante me amenazó con cortarme la cabeza si a alguna de sus pertenencias le pasaba algo. A ver... revise bien si está todo en orden y fírmeme estos papeles. Y por favor: llévese todo esto de aquí lo antes posible... ¡Estoy completamente agotado!

                                                         (All For The Boss - 343) 

                                                  Extraído de Hamaor Tomo 1 y 3.
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APRENDAMOS A VER SÓLO LO BUENO DE LAS COSAS
Esta Perashá relata el suceso de los espías que fueron enviados a Éretz Israel. Los Hijos de Israel salieron de Egipto y se encontraban en el desierto en camino hacia la Tierra Prometida. Moshé Rabenu (Nuestro Rab) envió a un representante de cada Shébet (las doce Familias provenientes de los hijos de Yaacob). Cuando regresaron, sólo dos de ellos (Yehoshúa y Caleb) elogiaron la tierra que Hshem le asignó a Su Pueblo. Los otros diez sacaron de sus bocas palabras reprobatorias, y contagiaron a todos los integrantes del campamento su pesimismo, por lo que lloraron amargamente esa noche y se quejaron hacia Hshem por haberlos sacado de Egipto. El castigo no se hizo esperar: Toda aquella generación estuvo deambulando cuarenta años en el desierto y ninguno de ellos entró a Éretz Israel. Sólo gozaron de ese privilegio los hijos de ellos y los pocos que realmente amaban la Tierra Sagrada.
Este fragmento de la Torá está escrito inmediatamente después de que cuenta lo que le ocurrió a Miriam HaNebiá (la Profetisa). Rash"í explica que esto se debe a que la Torá quiere enseñarnos que los espías no aprendieron la lección, y luego de ver que Miriam fue castigada por hablar Lashón Hará (maledicencia), ellos también hablaron Lashón Hará de la Tierra.
Surge una pregunta: ¿De qué modo podían extraer una enseñanza de Lashón Hará los enviados como espías? Miriam habló en contra de una persona (su hermano Moshé), en tanto que ellos hablaron mal de un territorio.
Rabí Israel Ordman ensaya la siguiente explicación: Una persona debe adquirir la cualidad de ver siempre lo bueno de todo. El que encuentre defectos en las cosas (comidas, alojamiento, etc.), encontrará también defectos en las personas. Por el contrario, la persona que siempre busca lo bueno en todos los hechos, habrá de ver también lo bueno en su semejante. Ésta es la lección que debieron haber aprendido los espías: Percibir las virtudes en lugar de buscar los defectos.
Tal como lo observó una vez un hombre Justo: "Nos fueron dados dos ojos. Uno de ellos muy potente para la introspección, para que descubramos nuestros más pequeños defectos. Y el otro, muy débil, para visualizar a los demás. Sólo que, con demasiada frecuencia, invertimos las funciones..."

                                                     (Ama a tu Prójimo - Shelaj)

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LA PRUEBA

Era una noche de invierno; la noche de Shabat.
La familia estaba reunida alrededor de la mesa, encabezada por el abuelo. En esa mesa se veían los más sabrosos manjares: los platos y los cubiertos eran los más lujosos, y toda la casa se veía iluminada. Era un Shabat como todos, pero siempre se sentía, en cada uno de ellos, la majestuosa Santidad del primer día de la Creación.
Los comensales terminaron de entonar las canciones de Shabat que llenaron todo el recinto, cuando se escucharon unos golpes en la puerta de la entrada. "¿Quién será?", se preguntaron todos, porque no era habitual recibir visitas ese día y a esa hora. Instantes después, entra la mucama al comedor, y anuncia que un enviado del rey se hizo presente para hablar con el abuelo.
Éste se levanto súbitamente, y se dirigió a atender al representante de su amigo el rey, con quien mantenía excelentes relaciones. Lo hizo pasar, y le preguntó:
- ¿En qué puedo servirlo?
- Usted perdone, respetable señor - se disculpó el enviado - Pero nuestra majestad me mandó aquí con el objeto de pedirle que usted le envíe ahora, a su palacio, las alfombras que figuran en esta lista... El rey las necesita urgentemente, pues mañana a la noche ofrecerá una fiesta en honor de un amigo que vendrá a visitarlo, y quiere tener su casa en condiciones.
- Lo siento mucho - respondió el abuelo - El rey sabe que hace unas horas comenzó el día Shabat, y no realizo durante él ninguna operación comercial en mi negocio de alfombras. Tendrá que esperar hasta mañana a la noche, cuando acabe Shabat...
- No, no. No puede ser - dijo molesto el enviado - La recepción se hará mañana, y ya no habrá tiempo de colocar las alfombras...
- Pero usted entiéndame - le dijo el abuelo casi interrumpiéndolo - Yo no trabajo en Shabat. Dígale al rey que, muy a pesar mío, no puedo complacerlo. Si hubiese usted venido sólo unas horas antes...
El enviado no le contestó. Se dio vuelta y se fue, sin ocultar su contrariedad. El abuelo se sentó otra vez en la mesa, y le pidió a sus hijos y nietos que cantaran nuevamente. Con un visible nerviosismo, le hicieron caso al anciano dueño de casa. Y en unos minutos más, se escuchó de nuevo la llamada en la puerta. Era el mismo enviado de antes, quien expresó con dureza:
- ¡Señor! Dice el rey que no aceptará sus pretextos, y que quiere las alfombras que le pidió, ahora mismo. Éstas no se pueden conseguir en otro negocio, y si no las tiene ya, afectará todo su programa de recepción a los invitados.
El abuelo trató de mantener la calma, al replicarle:
- Usted tendrá que disculparme, pero yo no me apartaré de lo que le dije anteriormente: Hoy es Shabat, y no podré satisfacer el pedido de mi honorable amigo el rey.
Cuando el enviado se retiró, un silencio total dominó la casa, que minutos antes rebozaba de alegría y canciones. Acabaron de pronunciar el Bircat Hamazón (la Oración posterior a las Comidas), y suena la puerta nuevamente. Esta vez, el enviado no dijo nada. Le extendió al abuelo una carta, que decía lo siguiente:
Estimado señor:
Necesito urgentemente recibir las alfombras que figuran en la lista. Si usted me lo pide, le pagaré el doble o el triple de lo que vale, pero no aceptaré una negativa.
Si persiste en su posición, sólo imagínese qué le sucederá. Piénselo bien y tome la decisión.
Firmado: El Rey
El abuelo tomó la carta y se la entregó nuevamente al enviado, diciéndole:
Debido a que hoy es Shabat, no me es posible contestarle la carta al rey por escrito. Pero dígale usted lo siguiente: Él es realmente un soberano muy poderoso y honorable, al que tengo que obedecer y respetar. Pero sobre mi (y sobre él) está el Rey de los Reyes: El Creador del Mundo, quien me encomendó no realizar ninguna actividad comercial en Shabat, y eso es lo que finalmente haré. Lamento tener que perder un cliente tan importante como el rey, pero en este caso, no me queda otra alternativa...- dicho lo cual, el enviado se retiró raudamente.
El ambiente que reinó en la casa, no era el que habitualmente se vivía cada Shabat. Ratos de silencio: palabras de preocupación; algunos otros murmuraban, los niños preguntaban... En ese instante, la abuela gritó:
¿Qué pasa con ustedes? ¿Acaso están tristes por el abuelo? ¡Si él está haciendo lo que le ordenó la Torá, no tenemos de qué preocuparnos! Sigamos celebrando este Shabat, como todos los demás, y confiemos en Hashem...!
En los ojos de la abuela se notaba un brillo especial, que contagió a todos los que la oyeron. Todos humedecieron sus ojos... Mas nadie podía asegurar si esas lágrimas eran de angustia, o de emoción...
Pasaron las horas, y terminó Shabat.
Como si el enviado del rey, hubiese estado esperando que la familia termine de recitar la Habdalá (la Oración de la finalización del Shabat), tocó la puerta, y cuando le abrieron, le entregó al abuelo una carta.
"Preséntese en mi palacio. Mañana por la mañana. Sin falta. Firmado: El Rey".
¿Qué es esto? ¿Una invitación? ¿O un citatorio? El abuelo se dirigió a su familia, y les pidió:
¡Queridos hijos míos! Mañana he de ir al palacio del rey, y no sé qué será de este anciano; no sé que otra extraña actitud tendrá ese hombre conmigo, que siempre me trató tan amablemente. Pero yo tengo Emuná Shelemá (Confianza Plena) en Hashem, porque he obrado correctamente. Cuando trasponga esta puerta, todos ustedes se quedarán aquí, pero me acompañarán con sus rezos y súplicas, para que pueda retornar con ustedes en Paz...
En ese instante, rompió en un llanto, que hizo que se unieran a él hasta los miembros de la servidumbre.
Amaneció. El anciano madrugó y recitó la Tefilat Shajrit (la Oración Matutina). En el Bel Hakenéset, abrieron el Hejal, y pidieron al Eterno que le otorgue éxito y salvación al abuelo y a toda su familia, y al rato lo despidieron.
El anciano llegó a las puertasdel palacio, y fue hecho pasar hasta el recinto del rey (ya había estado allí otras veces). El monarca se levantó de su trono, y se acercó a recibir al anciano con todos los honores, como acostumbraba a hacerlo. Lo invitó a sentarse, y empezó a hablar:
Ante todo, quiero pedirle perdón por todas las molestias que le he causado, y por el mal momento que le hice pasar; usted sabe que yo lo aprecio mucho...
- El rey, al ver en la expresión del anciano, que no entendía nada de lo que estaba sucediendo, procedió a explicarle - Aquí está conmigo el conde Lukwig, que vino desde muy lejos. Ayer por la noche nos pusimos a conversar, y surgió el tema de los judíos. Él sostenía que los judíos hacen cualquier cosa por dinero. Y yo, que los conozco mucho más, sabía que si bien el dinero es muy apreciado por ellos, tienen sus principios basados en la Torá. Palabra va, palabra viene, y me hace una apuesta, cosa que yo acepté de inmediato. Íbamos a probar al más renombrado de los judíos de mi ciudad, para ver si es más importante el dinero, o los principios religiosos...
El abuelo se quedó con la boca abierta. El rey concluyó diciendo:
Usted no sólo me hizo ganar la apuesta, honorable señor, sino que me dio una lección de moral y rectitud, tanto a mí como a mi invitado. ¡Dichosos son ustedes, porque están tan apegados a sus convicciones, que no se apartan de ellas aunque hay mucho dinero de por medio, y aunque tengan que entregar la vida por obedecer a vuestro D-os...! 

                                                                                          (Jobéret "Shabaton")
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LOS SIETE BRAZOS DE LA SEMANA

Esta perashá comienza con las palabras de Hshem dirigidas a Aharón Hacohén (el Sumo Sacerdote Hebreo):
"Cuando subas (a encender) las velas, frente a la faz de la Menorá, iluminarán las siete velas" (Bamidbar VIII 2).
Es sabido que uno de los elementos Sagrados del Mishcán (Santuario), y posteriormente del Bet Hamikdash (Templo Sagrado Judío), era la Menorá, el Candelabro de Siete Brazos. Y la palabra "Menorá" (candelabro) se refiere específicamente a la luminaria del centro, siendo los seis restantes (tres a cada lado) los adicionales.
Desde el momento en que Aharón HaCohén encendió por primera vez los siete brazos, la Menorá del centro quedó ardiendo milagrosamente siempre, hasta que se destruyó el Bet Hamikdash.
Mucho se ha escrito en relación a la Menorá y su significado. A continuación, citaremos una explicación filosófica:
La Menorá puede compararse al Shabat: Este día está en el centro, y tres días de la semana lo preceden y otros tres lo suceden. En el Bet Hamikdash, de manera milagrosa, las llamas de los costados se inclinaban hacia la llama del centro, y en la comparación con los días de la semana, los tres días anteriores y los tres días posteriores al Shabat, dependen de éste. En el Bet Hamikdash, la Menorá era el testimonio de los lazos existentes entre Hshem y Su Pueblo, por los milagros que se producían. Igualmente el Shabat, es el testimonio del Amor que existe entre el Am Israel y Su Creador. En los seis primeros días de la Creación, no había en el mundo una Luz Espiritual, hasta que llegó el Shabat, que ilumina las almas de todo el que lo cuida. Y cada Shabat se renueva esa Luz, que llena de espiritualidad todo el universo. Queda en manos de la persona esa renovación, dedicándose exclusivamente a la actividad espiritual, en este día tan Sagrado.
Shabat es día de Teshubá (Teshubá es la acción que emprende el Yehudí que pretende retornar al Camino Correcto). Y al mísmo tiempo sería muy indicado que la persona que quiera alcanzar la Teshubá, que empiece por el Shabat. Porque la Teshubá es comenzar de nuevo, como si la persona fuese una criatura recién nacida.
Encontramos muchos casos en el Zóhar (Libro de la Kabalá) donde Yehudim que estuvieron totalmente alejados del camino de Hshem, fueron aceptados y considerados como grandes Tzadikim (Justos), gracias a la Teshubá.
El Shabat es, en el Am Israel, el día de la renovación de las fuerzas espirituales. Cuando el Yehudí cumple y cuida Shabat, Hshem considera como si empezara una vida nueva. Y es por eso que en una estrofa de una de las canciones de Shabat decimos: "El día de hoy, los lamentos y las penurias, desaparecen". En Shabat, la persona no tiene por qué lamentarse de sus pecados, ¡pues éstos son anulados!
Cuando después de una boda se realizan las tradicionales ceremonias de Sheba Berajot, cada día tiene que asistir a la fiesta una persona que no haya estado en el banquete, y esta persona se denomina ''Panim Jadashot'' (caras nuevas). En Shabat, no es necesario que asista quien no haya estado en el banquete, pues el mismo día es considerado ''Panim Jadashot''. ¡La luz del Shabat es una Luz nueva, que ilumina toda la vida del Yehudí!
Dirijamos nuestra vista al Shabat, como las luminarias de la Menorá. Y el Shabat nos otorgará nuevas ansias de emprender la vida que tenemos por delante.
¡Está en nuestras manos; aprovechémoslo!

                        (Extraído de Shem MiShemuel - Behaalotejá)
Solo Bat Israel agradece a Kaalov Argentina el artículo enviado.

 
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9 de marzo del 2017 -11 de Adar del 5777. En el Hogar Ledor Vador, sito en Guevara 447, Ciudad Autónoma de Buenos Aires se celebró el Día Internacional de la Mujer.
A partir de las 16.30 hs e invitados por la Secretaria de la Mujer, tanto los visitantes, como los abuelos que residen en el hogar pudieron participar de un espectáculo de color y música con el Elenco de Danza Moderna del CIAM Jofesh (Centro integral de adultos mayores de Amia) a cargo de la Profesora Marina Picowski.
La nota de humor la trajo Pani Chama con su unipersonal "SOS, tengo una madre judía" y el Show musical de Nancy Sitkinas.
El tango no podía faltar en el festejo.
La entrada era libre y sólo se pedía la colaboracion de artículos de perfumería para los residentes.
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En la madrugada del sexto día de Sivan, en el año 2448 después de la creación del mundo, después de tres días de intensos preparativos, Hshem le dijo a Moshé: Ahora daré la Torá a Israel. Hoy serán reveladas maravillas de la Torá al pueblo que la escogió.
Hshem entregó la Torá ante 600.000 hombres de 20 a 60 años, más los ancianos, mujeres y niños, más una multitud de otros pueblos que se unieron en la peregrinación en el desierto. También estaban presentes todas las almas judías que aún deberían nacer, hasta los Guerín y también nosotros.
El pueblo respondió "naasé venishmá"(haremos y luego oiremos), y en ese momento seiscientos mil ángeles bajaron del cielo y le dieron a cada yeudí dos coronas una por 'naasé' y otra por 'nishmá'.
De repente todo se quedó en silencio, ningún pajarito chillaba, ningún asno susurraba, ningún buey mugía. Las aguas de los mares pararon sus movimientos. Ninguna hoja flotaba, pues no había viento. Los truenos y relámpagos rasgaban los cielos, y el sonido del shofar se oía cada vez más alto, todo el pueblo se estremeció.
Y entonces, en medio de ese silencio, las palabras de Hshem irrumpieron como un trueno: Yo soy tu D-s. . Que te saqué de Egipto. No tengas ídolos extraños. . .
Las palabras se convirtieron en llamas de fuego y el pueblo se desmayó. La Torá miró hacia abajo y habló: ¿Para qué serviría entregarme para cuerpos sin vida?
Entonces cayó un suave rocío sobre Israel, reanimándolos y dándoles coraje para oír el resto de los mandamientos de la boca de Moshé Rabenu.
Los sabios dicen que la entrega de la Torá se renueva cada día.

Segulot
El Baal yesod hashoresh veavodá escribe que el estudio en la noche de Shavuot es la preparación para la recepción de la Torá, de mañana, a la hora de la lectura de los diez mandamientos. Es como si estuviéramos en Har Sinai, oyendo la voz de Hashem.
Ariz''al afirma que el hombre que se queda despierto toda la noche está protegido de daños y perjuicios durante el año. Las mujeres pueden leer tehilim hasta que los ojos se cierren.
El Jidá aconseja innovar una explicación de la Torá o leer algún asunto nuevo, esto atraerá buenos fluídos.
Es una fuerte segulá leer todo el tehilim, ya que en esta festividad nació y murió David Hamelech, su autor.
La hora de la lectura de los mandamientos: Es propicia para pedir hijos, zivug y pedir refua shlemá del cuerpo y del alma. Ya que a la hora del otorgamiento de la Torá en Har Sinai todos los enfermos sanaron, los ciegos vieron y los sordos oyeron.
Jazal dice que Jag HaShavuot es el Rosh Hashaná rujaní, el día en que la persona es juzgada por la parte espiritual, por su Torá. Si invierte fuerte en su estudio, va a tener un año espiritual muy elevado que seguramente vendrá acompañado de bendiciones para él y su familia.
El Hashlá Hakadosh dice que la noche de Shavuot es como la noche de Yom Kipur. Es un tiempo de reflexión, de medir cómo estamos con su estudio y cómo estamos con su cumplimiento. Y luego tomar decisiones para mejorar nuestro rendimiento.
Dice el Rav Pinkus que la tefilá de Musaf es comparada a la tefila de Neilá de Yom Kipur, hora sublime en que se esparce en el mundo una ola de espiritualidad y bendiciones que bajan para nosotros y nuestros familiares.
Hacer taanit dibur (ayuno de habla), hablar sólo lo necesario.
Estar bien tranquilo/a.
Hacer una comida de leche y comer miel. Algunos comen manzana y matzá.
Adornar la casa con flores y plantas en recuerdo de Har Sinai que Hashem lo cubrió con flores y plantas a la hora de Matan Torá.
Estar contentos y animados. Entonar cánticos de alabanza y agradecimiento por ser premiados con este maravilloso regalo que es la Torá.
Escribió el Rabí Jaim Palagui, z''l, que es una segulá donar en la víspera del Chag, 104 shekalim para un Talmid jajan que necesita y este acto hará capará del pecado de Adam harishon y del pecado que los ieudim hicieron en el desierto con el Becerro de oro. 104 es la suma del valor numérico de la palabra Etz (árbol) más 13 que son los 13 atributos de Hshem (piadoso, misericordioso, etc.)
Hacer dos jalot en forma de escalera con siete barras encima que simbolizan los siete cielos que se abren para escuchar nuestro estudio de Torá.
Que todo el am Israel tenga un jag sameaj con la recepción del Mashiach Tsidkenu.
Solo Bat Israel agradece a Divulgue Mitzva por el informe y la imagen enviada.



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LA RIQUEZA DE LA TORA

Otra consideración acerca de que la Torá fue entregada "en el desierto", es para enseñarnos que no debemos asustarnos de nada ni de nadie en la vida. Porque así como una persona que está en el desierto no puede ser dañada por nadie, también el que estudia Torá no será perjudicado por ninguna persona ni por ningún factor adverso.
También, la persona que está en el desierto no posee ningún bien, y por lo tanto, nadie podrá robarle. Lo mismo sucede con quien estudia Torá: La riqueza más grande que posee, es su estudio, y eso, nada ni nadie podrá quitárselo.
Rabí Shníur Zalman MiLadí, después de haber sido liberado de la cárcel, pronunció el Pasuk del Tehilim que dice: "Los ministros me persiguieron inútilmente, y sólo de Tu boca he de temer". Cuando los ministros del zar me persiguieron para apresarme - decía -, lo hicieron inútilmente, porque no les tuve miedo; nada pueden hacerme, ni en nada podrán cambiar mis convicciones. Sólo de Tu Boca, Hshem, tengo miedo. Si Tú dices que yo tengo que sufrir, así será.
"Regocijante estoy, con Tus Palabras" (otro Pasuk del Tehilim).
¡Estoy contento, porque se ha cumplido la Palabra de Mi Creador!
¿Cuál es la razón por la que el caballo patea el charco del agua de donde bebe? Nuestros Jajamim explicaron que el caballo, cuando bebe agua, ve en el charco la imagen de un caballo (la suya), y cree que es otro caballo que viene a quitarle su agua, y por eso le lanza coces. A raíz de estos golpes, el agua se llena de tierra, y al final, no puede terminar de beber.
Esta situación es comparada con la vida de la persona: Hay quienes creen que el compañero le va a quitar lo que es suyo, y hacen lo posible por defenderse de él y a veces, de perjudicarlo, y mientras, pierde también lo que es suyo. Esta gente no sabe que a cada uno le llega lo que le corresponde y merece, y que Hashem no le va a hacer faltar nada a nadie. Por lo tanto, no debe preocuparse por lo que tiene el vecino, sino sólo pensar en lo suyo.
El que tiene plena confianza en Hshem, camina como si lo hiciese en un desierto: No tiene otro apoyo más que en Su Creador, y sabe que si Hshem lo está cuidando, nada malo le va a pasar. Esta persona sí puede estudiar Torá perfectamente, porque sin dudas obtendrá éxito en su emprendimiento.

                                                                     (Darké Musar - Bamidbar)
 
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Esta Tefilá de los padres sobre los hijos, fue escrita por el Shlá Hakadosh, Rab Yeshayahu Horovitz. Esta Tefilá es muy propicio decirla todos los días, pero especialmente un día antes de Rosh Jodesh Siván. La grandeza de la víspera de este mes es expuesta por el Shlá Hakadosh en su libro, y estas son sus palabras:[1] “Todos tenemos la obligación de rezar a Hashem por todas nuestras necesidades, ya que todo depende de Él. Por eso, por cualquier necesidad que se tenga en cualquier momento, la persona debe acostumbrarse a hacer Tefilá. Pero mucho más necesitamos hacer Tefilá para que tengamos descendencia buena y kasher por siempre. Ya que todo lo que tendrán nuestros hijos y con quién se casarán, dependerá de Hashem. Y mi corazón me dice: un tiempo de Voluntad Divina es la víspera de Rosh Jodesh Siván, ya que es el mes en que se entregó la Torá, y ahí fue dicho que somos los hijos” de Hashem.
Es propicio que el hombre y su mujer ayunen ese día y hagan teshubá, y revisen todas las leyes pertinentes del kasherut de la casa. También es bueno dar tzedaká ese día”. Asimismo, escribe el Shlá en otro de sus libros: “Que siempre tenga la persona en su boca una Tefilá para sus hijos, para que sean estudiosos de la Torá, tzadikim y crezcan con buenas virtudes y cualidades. Debemos prestar mucha atención en las Birkot Hatorá cuando decimos “Nuestras generaciones”, para que nuestros hijos crezcan en el buen camino. Y en cualquier lugar en la Tefilá donde se refiere a nuestros hijos, debemos prestar mucha atención, para que se cumplan todas las berajot en nuestros hijos”.
Agradecemos al Sr. Salomón Michan por el texto y a Código Padres por las berajot.
  • Hebreo / Hibrit
  • Fonetica / Castellano
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EL SHABAT ES EL FUNDAMENTO DE LA EMUNÁ (FE)

Dice la Perashá de la semana: "(Después de seis años de trabajo,) y descansará la tierra (el séptimo año de la Shemitá, siendo año de) Shabat para Hshem". Las palabras "...para Hashem", Rash"í las interpreta: "en Nombre de Hshem, como en el primer Shabat de la Creación."
El cumplimiento de la Mítzvá en Shabat nos indica que Hshem creó el universo en seis días y en el séptimo cesó. Esta primera semana de la Creación, en la que Hshem hizo que el Shabat reciba todo lo que se realizó en los seis días anteriores, se repite toda la vida: la persona obtiene su sustento, merced al producto del trabajo efectuado durante los primeros seis días de la semana.
En Shabat, día asignado para el cese de actividades materiales e intensificación de las actividades espirituales, nada agregará la persona por sí misma, a los bienes terrenales que le fueron asignados.
El Shabat infunde en nuestros corazones la convicción de que el hombre no obtendrá más de lo que ha sido fijado para él de antemano. De la misma manera, la tierra no producirá más de lo que Hshem dispuso a lo largo de seis años, y de ahí nos alimentaremos durante ese lapso, y para el año siguiente: el séptimo.
Y eso es lo que comentó Rash"í con las palabras: "en Nombre de Hshem". Pues esta Mitzvá, principalmente, nos fue dada para que estemos persuadidos de que sólo de Hshem depende el sustento de la persona según Él lo determine. Y no podría nadie cambiar para su propio beneficio lo que ya ha sido fijado.
                                                                       
                                                                    (Táam Vadáat - Behar)
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El video “Memoria AMIA”, en el que cien artistas se unieron para rendir homenaje a las víctimas del atentado del 18 de julio 1994, fue distinguido con el Premio de Platino en la categoría de “Campañas sin fines de lucro para Redes Sociales”, en el prestigioso certamen internacional “Hermes Creative”. Los reconocidos premios “Hermes Creative son organizados y evaluados por la Asociación de Profesionales de Marketing y Comunicación (AMCP por su nombre en inglés), una organización integrada por profesionales de las áreas de marketing, comunicación, publicidad, relaciones públicas, y producción de medios. El premio de platino es el máximo galardón que otorga la asociación.
Impulsado y generado por la AMIA, el video -que fue filmado y dirigido por la productora cinematográfica K&S Films del Grupo Insud- logró una gran repercusión desde el momento de su lanzamiento en julio del año pasado. Sólo a un mes de su presentación, el video fue visto por más de 4 millones de personas a través de las redes sociales.
Con la dirección musical de Lito Vitale, el video que se realizó sobre el tema “La Memoria”, de León Gieco, honra no sólo la memoria de las víctimas del atentado terrorista del 18 de julio, sino que también pide justicia para todas las causas que como sociedad no debemos olvidar.Los Premios “Hermes Creative” reciben, cada año, más de 6.200 participantes de 20 países. El jurado está integrado por profesionales del sector que buscan reconocer en las producciones presentadas un alto nivel de excelencia y cuyo trabajo pueda convertirse en un punto de referencia para la industria.

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El Shabat trabaja por la persona. En la Perashá de la semana está escrito: "(En) Seis días se hará el trabajo. Y en el séptimo, Shabat..." (Vayikrá XXIII 3).
Realmente tendría que haber dicho el Pasuk : "harás el trabajo" en lugar de "se hará", de la misma manera que se expresó cuando dijo que en el día séptimo (Shabat) "no se hará ningún trabajo".
Afirma el libro ''Apiryón" que cuando la persona sabe positivamente que no hay riqueza ni pobreza, sino que todo depende de su mérito y que es Hshem quien supervisa y determina su situación económica, le resulta fácil cesar de sus tareas comerciales en el día de Shabat. En contrapartida, quien cree que todo lo que tiene es gracias al fruto de su fuerza y de su inteligencia, para él va a ser muy difícil cuidar el Shabat como corresponde, además de estar preocupado y sufriendo por aquel día en que no trabajó, y según su criterio pudo haber ganado mucho dinero.
Y esto es lo que está escrito en nuestra Perashá : "(En) seis días 'se hará' el trabajo..."
Es decir: Ni se te ocurra pensar que eres tú el que decide sobre el fruto de tu trabajo. Debes saber que toda la abundancia que posees es porque Hashem te la envía, y no eres tú el que la provoca, sino que el trabajo se realiza por sí solo. Si tú pensaras así, entonces te resultaría más sencillo cumplir la Mitzvá de Shabat dejando de trabajar durante él.
El Jafetz Jaim explica la expresión: "...se hará el trabajo..." por medio de una parábola: Esto se parece a una persona que tiene agua dentro de un barril con un grifo. Con el fin de obtener más agua, le colocó al barril otro grifo, sin darse cuenta que no por salir por otro lado más, la cantidad del líquido va a aumentar. Igual es aquella persona que, pensando en incrementar sus ingresos, trabaja en Shabat, creyendo que las ganancias que ya fueron decretadas para él, puedan modificarse por eso.

                                                                  (Otzar Jaim-Emor)


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Ayer a la noche y hoy es Pessaj Sheni, que ocurre exactamente un mes después de Pesaj. Era una segunda oportunidad de traer el corban pesaj a aquellos que, en la época del Bet Hamikdash, Templo Sagrado de Jerusalén, se encontraban impuros o en lugares distantes e imposibilitados de esta forma de ofrecer el sacrificio, en el Templo.
Una lección de Pesaj Sheni para nuestros días es que la persona nunca debe perder la esperanza.
"La idea de Pésaj Sheni es que 'nada es irrecuperable', siempre podemos rectificar nuestro comportamiento.
Nosotros solemos comer un pedazo de matsá en este día.
El Zohar hakadosh explica que desde Pesaj sheni hasta lag baomer son días de '' Hod '', que las puertas del cielo de la prosperidad y bendición se abren y podemos pedir lo que necesitamos.
Hoy también es el hilulá de Báal Ha nés "El Señor del Milagro"!
Todo hogar judío, tanto en la diáspora como en Israel, tiene una cajita de tzedacá por la elevación del alma de Rabí Meir Báal Hanés. Esta siempre se consideró una segulá infalible para salvaguardar de todo tipo de sufrimientos, para pronta recuperación, evitar de accidentes o hallazgo de cosas perdidas.
Enla hora de dar Tzedacá se recita:
Hareni mitnadeb (hombres) mitnadebet (mujeres) tzedacá leilui nishmató shel Rabi Meir Baal Hanes,
kedei sheHaKadosh Baruch Hu, bizjut rabi Meir Baal Hanes, yatzileni Veet col Israel Micol joli , umicol keev, Venihyé beriim deshenim veraananim ushketim, veyatzileni micol tzará unicol mine purhaniyot,
ELOHÁ DEREABI MEIR ANENI, ELOHÁ DERABI MEIR ANENI, ELOHÁ DEREABI MEIR ANENI.
TRADUCCIÓN SIMILAR
Yo estoy dando tzedaká en memoria del alma del Rabí Meir Baal Hanes, para que Hshem en su mérito nos libre a mí y a todo Israel de todas las enfermedades, de todos los dolores, y estemos sanos, dispuestos, frescos y tranquilos.
Que nos salve de todos los sufrimientos y castigos, y que nos aumente los días de vida con calidad y los años con dulzura, para poder servir a Hshem Bendito.
D"s de Rabí Meir me responde, D"s de Rabí Meir me responde, D-s" de Rabí Meir me responde.

Solo Bat Israel agradece a Kenes Lashon por el informe y la imagen enviada. 
 
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